Review House of The Dragon: The Lord of the Tides

Review House of The Dragon: The Lord of the Tides

El episodio comienza con la princesa Rhaenys Targaryen diciendo que hace casi seis años que no ve su amado esposo, de forma que los guionistas nos plantan el salto temporal de una forma tan inteligente como elegante. Nada de colocar un feo cartelito en la pantalla o de hacer a los espectadores elucubrar mientras observan a cuántos intérpretes han sustituido por versiones más adultas. La opción de aludir al lapso temporal de forma tan directa en la primera frase del episodio me ha parecido tremendamente elegante y acertada. Sabemos que Lord Corlys Velaryon estuvo con su esposa en el funeral de Lady Laena Velaryon y no sabemos muy bien lo que ha pasado después, pero en esas líneas nos dejan claro que han transcurrido un mínimo de seis años entre los sucesos de Driftmark

El asunto de los saltos temporales ha sido un poco complicado a lo largo de la serie, pero parece que por fin hemos dado el último salto.

Y tras seis años navegando y presumiblemente batallando con la Triarquía, el pobre Corlys es herido de gravedad tras un encuentro con piratas. Es lamentable que tras esta triste noticia lo que mantenga despierto a su hermano no sea la salud de Corlys sino la posibilidad de hacerse con el mando de un montón de navíos (y el poder derivado de que todo el reino sepa que tiene muchos barcos a su disposición), porque no pasemos por alto que Lord Corlys Velaryon no ha fallecido, sino que está en un camarote de un barco o bien curándose de sus heridas o bien muriendo a causa de ellas, pero vivo por ahora. En todo caso, su hermano Vaemond se lo imagina muerto y eso hace que le pique el gusanillo del poder. Para conseguir ese poder tiene que deslegitimar la sucesión de los nietos de su hermano, los hijos de Rhaenyra Targaryen. Esto es cosa fácil porque todo el mundo conoce los rumores, así que parte hacia Desembarco del Rey para reunirse con la reina regente de facto y pedir que lo nombre Señor de las Mareas y Amo de Marcaderiva, Vaemond toma el camino completamente convencido de que volverá a casa siendo Amo de Marcaderiva… pero no volvió a casa jamás.

La escena en la que Vaemond pone en duda la legitimidad de los herederos de Driftmark en el salón del trono es insuperable. Posiblemente lo mejor que hemos visto en la serie (claro que digo algo así cada semana) y está llena de momentos memorables que pasarán para el recuerdo del mundo seriéfilo. Y aunque podrían ser más, voy a destacar tres detalles y sólo tres: la entrada de Viserys, la reconciliación sin palabras del rey y su hermano, la muerte de Vaemond Velaryon.

Viserys está muy mal, nos dejan claro que es víctima de enormes dolores y que sus padecimientos son tales que está perdiendo la cordura. Se encuentra postrado en una cama, bebiendo constantemente leche de amapola (opio) para controlar el terrible dolor que le golpea y dejando que los gobernantes de facto sean su esposa y su yerno. Viserys está muriéndose y lo sabe, pero cuando oye a su hija y a su hermano suplicar que dirima en la cuestión de Driftmark, el rey actúa como un rey, como un padre y como un hermano y supera los padecimientos para ejercer de gobernante.

Tras el discurso de Vaemond Velaryon nos disponíamos a escuchar a la princesa Rhaenyra Targaryen hacer valer los derechos sucesorios de sus hijos. Pero en una imagen cargada de emotividad y fuerza, las puertas se abrieron y Viserys fue anunciado. Se presentó con toda la dignidad de la que podía hacer acopio sobrellevando sus dolores y usó una máscara de oro para cubrir su maltrecho rostro. Verlo caminar con enorme esfuerzo dirección al trono para defender a su hija ha sido precioso.

Por el camino hacia el Trono de Hierro, Viserys rechaza la ayuda de un guardia, pero un momento después acepta la ayuda de su hermano Daemon poniéndonos a los espectadores el vello de punta. Es ese hermano al que una vez expulsó de Desembarco del Rey, ese hermano al que a veces trató con desprecio, ese hermano que no aceptó sus disculpas en el funeral de Laena Velaryon. Es muy hermoso ver como Viserys acepta su ayuda no porque necesite que le ayuden (pues rechazó al guardia e iba a rechazar al príncipe hasta que vio que era él), sino porque desea que le ayude a llegar al trono precisamente él. Al momento se cae la corona, Daemon la recoge y se la coloca a su hermano moribundo con cariño y respeto.

He leído que esa escena salió por casualidad y me parece muy curioso que una de las escenas más relevantes del episodio sea causada por una tontería que un buen actor aprovechó, ya que según leemos en Entertainment Weekly, la corona se le cayó a Paddy Considine y Matt Smith la cogió e improvisó. Afortunadamente continuaron grabando y aprovecharon ese intenso momento para el montaje final.

Y el otro momento grandioso de Daemon es cuando defiende el honor de su esposa y hace cumplir la voluntad del rey de una forma un tanto exagerada. En Driftmark el rey Viserys dijo que a quien osara poner llamar bastardos a los hijos de Rhaenyra les cortaría la lengua, especificó que la lengua y en cuanto escuchó al Velaryon proferir tales insultos mostró su intención de proceder y hacer efectiva esa amenaza, pero Daemon se adelantó y en lugar de cortarle la lengua a Veamond le cortó la cabeza de un tajo.

Y aunque una ejecución que llega de forma tan repentina es siempre un plus que hace a los espectadores saltar del sillón, entiendo que no son las formas más adecuadas de actuar frente al rey. Creo que el hermano del soberano y esposo de la futura reina no debería ir decapitando a la gente que le ofende. Pero el público se merece estas cosas, los espectadores de House of The Dragon queremos ver un poco de sangre de vez en cuando y si derraman la de un tipo que nos cae mal, pues disfrutamos como niños. Porque no sé vosotros, pero yo he saltado del sillón y he pegado un grito, ya que al fin y al cabo los guionistas de HBO (con permiso del autor del libro) nos están contando una historia de héroes y villanos y ver a un tipo tan irritante acusar con palabras tan feas a la mujer que la HBO nos ha vendido como la buena de la historia despierta la rabia en cualquiera. Creo que hay más espectadores aplaudiendo a Daemon que llorando a Vaemond.

Daemon es sensacional y me despierta cierta curiosidad el claro parecido que parece que nos quieren mostrar con el segundo hijo de Alicent. Se establecen algunos paralelismos, sobre todo cuando tienen el cara a cara tras la cena, pero creo que los personajes son diferentes en la medida en la que Daemon era un hedonista despreocupado cuando tenía la edad de Aemond Targaryen, mientras que el hijo del rey parece un tipo taimado que siempre está planeando algo maligno, no me da la sensación de que le preocupe el vino o las mujeres, cosas que deja para su hermano Aegon, creo que lo que mantiene a Aemond con esa actitud arrogante es otro tipo de ambición, no sé si por el trono o por hundir a los niños que le arrebataron el ojo. Quizás simplemente ha heredado el malestar que le han inculcado su madre y abuelo materno o quizás siempre fue un muchacho algo desagradable y esos defectos se han acrecentado con la edad. Al fin y al cabo los reyes han educado fatal a sus tres hijos, hasta el punto de que el mayor de ellos es un asqueroso violador que no quiere ser rey y que Alicent quiere envenenar con el ansia de poder con el que Otto la envenenó a ella.

Pero dejando todas estas cosas a un lado, creo que es importante recalcar que este ha sido el episodio que homenajea la figura de Viserys. Hasta ahora la serie ha tratado de él y su caída, de cómo ha peleado contra la enfermedad y el destino para mantener el reino unido, de cómo se ha dedicado en cuerpo y alma a mantener la paz o de cómo sacrificó a la mujer que amaba porque pensó que era lo mejor para sus súbditos. Ha tomado algunas malas decisiones, otras penosas y algunas buenas, pero siempre lo ha hecho pensando en lo mejor para el reino.

El rey muere creyendo que la paz es posible, esa última cena en la que todos brindan con palabras de perdón, cariño y reconciliación es el tipo de paz mental que Viserys se merece para morir. Es un hombre que se dejó la vida en mantener al reino unido pacíficamente y que haya muerto creyendo que ese legado podría perdurar me ha encantado.

Es muy bonito cuando Rhaenyra y Daemon se dirigen a los aposentos del rey y la cámara nos enseña la maqueta totalmente abandonada, cubierta con telas de araña. Es sobrecogedor y es un simbolismo que muestra como todo aquello que quiso construir Viserys se está viniendo abajo. Esa maqueta era su trabajo, era el trabajo de toda una vida. En sus ratos libres el rey construía Valyria, una ciudad al otro lado del mar que en esos momentos está en ruinas, pero que muy atrás en el tiempo fue cuna del esplendor de más de mil dragones y de los señores que los dominaban, como nos recuerdan en el segundo episodio The Rogue Prince. Esa maqueta abandonada nos dice que Viserys dejó de soñar con recuperar el esplendor de Valyria o quizás simplemente dejó de soñar.

Las últimas palabras de Viserys son para Aemma Arryn, una mujer que por mucho que duela a Alicent siempre fue el gran amor de Viserys y él muere contento pensando que la única descendencia que logró con Aemma va a reinar.