Review Agents of SHIELD: The Return

Review Agents of SHIELD: The Return

Un episodio repleto de acción y ritmo, que marca el retorno de los personajes al mundo real y no sitúa en el tramo final de la temporada con un interesante regreso y una puesta a punto de todo lo visto hasta el momento. La temporada comenzó con el Darkhold y el Ghost Rider, después de todo lo que hemos pasado, volvemos al inicio para cerrar, la semana que viene, una temporada redonda.

The Return es el penúltimo episodio de la temporada y esperemos que no de la serie, que tras una temporada que ha mantenido un nivel altísimo, se merece la confianza de su cadena, pese a que los datos de audiencia no sean demasiado buenos. Esta semana hemos asistido al reajuste de los personajes al mundo real, una transición que no ha sido nada fácil para ninguno de ellos, personas que tienen en su memoria los recuerdos de dos vidas separadas y aunque sepan diferenciar la realidad de la mentira, siguen soportando el peso de las experiencias que vivieron en el Framework. Las personas que entraron en el trance de Aida, no son las mismas que han despertado, porque ahora saben como serían ellos mismos si las circunstancias fueran otras. Ahora se conocen a si mismos mejor que nunca, y esto no es siempre algo bueno, como comprobamos en el momento en el que Fitz cae en la cuenta de que él es exactamente igual que Ward, el hombre a quien más odió y por quién se sintió tan traicionado: el verdadero Ward, al igual que el falso Fitz, sólo respondía a una educación nefasta. Ambos son hombres inteligentes y testarudos marcados por relaciones enfermizas con sus padres.

Ophelia no ha tenido un padre en sentido estricto, aunque quizás Radcliffe pueda ejercer esa función y posiblemente su maldad sea cosa de una errónea programación y la intervención maligna del Darkhold, posiblemente Aida no era exactamente mala y Ophelia no lo es, es un robot arrogante que ha comprobado en sus propias (y recién estrenadas) carnes que tener sentimientos es más un problema que una bendición. En este episodio hemos asistido a un aluvión de emociones para Ophelia, lo que ha dado a Mallory Jansen la oportunidad de lucirse más que nunca y en este episodio, por primera vez, muestra amor, miedo y desesperación. Ophelia sólo ha sido capaz de estudiar la bondad y altruismo durante un brevísimo espacio de tiempo, que aprovechó para salvar a Mack, pero finalmente ha sucumbido al peso de las emociones negativas tales como el rechazo y el amor no correspondido. En cierto sentido es como una niña pequeña lidiando con una cantidad de emociones que no puede manejar y ahora, en su humanidad, es más amenazante que nunca.

En una temporada temporada que sigue girando en torno a la definición de lo que es ser humano, también hemos tenido un par de lecciones sobre lo que significa ser un héroe. Los villanos no nacen así, se convierten en villanos por del azar, las intervenciones externas o la influencia ejercida por otros y aunque también las malas decisiones tomadas sirven para construir a las personas malvadas, son sólo una parte del total de elementos que hacen que alguien como May, Ward o Fitz sea un héroe o un villano.

Coulson, por su parte, es un héroe en todas las realidades y pase lo que pase con él, incluso sabe manejar la situación de tensión sexual no resuelta donde May le pregunta si su androide intentó matarlo, cuando él está pensando en algo muy distinto. El episodio ha tenido algunos momentos frescos en tono de humor, casi siempre con Coulson en la cabeza. Ese «Let’s take a moment and think about that, Sweeney Todd» que le suelta a Yo-Yo cuando ésta quiere decapitar a Ophelia; el momento en el que pone al corriente a May de lo que ha ocurrido durante su ausencia y le dice que al ruso lo llaman El Ruso porque es ruso; o el grito que lanza al principio del episodio, mirando hacia arriba y pidiendo un descanso, tras descubrir que Ophelia es inhuman.

Percibo un atisbo de Dex et machina en el hecho de que todos los LMD que estaban en la base fueran destruidos en la explosión que causó May, es tremendamente oportuno y útil no tener que lidiar con un ejército formado por múltiples Daisys, sobre todo cuando esos robos no iban a oponerse al ejército de Ivanovs. Pero hay que cerrar la trama de los LMD y centrarnos en Ophelia como antagonista y en la ayuda de Robbie que llega al final del episodio.

No sé si la cuarta ha sido la mejor temporada, pero este arco sí que ha sido lo mejor de la serie y espero, de corazón, que el próximo no sea el último episodio de Agents of SHIELD.