Review Legends of Tomorrow: The Need for Speed

Review Legends of Tomorrow: The Need for Speed

Seguimos inmersos en la peor pesadilla de cualquier viajero del tiempo, nuestro equipo continúa atrapado en 1925 sin mecanismos que les ayuden a volver a viajar. Pero,  si pensáis que con esa desgracia tienen suficiente drama, estáis equivocados porque hay mucho más de lo que preocuparse: están cargándose la línea temporal de forma clara; alguno tiene mal de amores; otros graves problemas de comunicación y autoestima e incluso son víctimas de racismo… y…. y son perseguidos por un robot…

Hoover debía subirse a un tren. Hablamos de ese John Edgar Hoover al que Gay se comió después de que Nate lo matase por accidente.  Un tren al que por supuesto se sube… sólo que no es el auténtico Hoover, sino Nate disfrazado del mismo gracias a un poción multijugos que convenientemente Gary sabe preparar. En el tren, con una estética muy de Asesinato en el Orient Express el falso fundador del FBI y sus amigos «no lo suficientemente blancos»  tiene que resolver dos crímenes, en primer lugar el sencillo robo de un bolso en los vagones de primera clase y en segundo lugar el intento de secuestro del propio Hoover por parte de hombres enviados por Al Capone. La cosa no podía estar más loca de lo que está, pero los guionistas deciden aderezar todo esto con unas críticas nada sutiles al capitalismo, al anti-comunismo y al racismo que personas como Hoover instauraron o mantuvieron en EEUU durante demasiado tiempo. 

En lo que llevamos de serie, en cualquiera de los episodios anteriores se mantienen fieles a la máxima de que no pueden cambiar el pasado. Lo de mantener intacta la sagrada línea temporal es algo que no sólo hemos aprendido en Loki o en El Ministerio del Tiempo, es un factor común de casi todas las ficciones sobre viajes en el tiempo. Aunque nuestras leyendas se saltan esas normas cuando se trata de salvarse la vida unos  a otros, suelen ser bastante respetuosos en cuanto a los acontecimientos históricos y al devenir de la historia en general. En este episodio tienen que mantener la ficción de que Hoover sigue vivo, pero todo se va de madre por cuestiones ajenas a ellos.

Desde el momento en el que Nate se transforma en Hoover, una parte de su interior fluye con el mismo odio con el que se mantenía vivo el personaje histórico y es el propio Nate quien empieza a dejarse guiar por la admiración a la figura en lugar de aborrecer las actitudes del hombre, que aunque estuviera construido en función de una realidad particular, era de un sentir muy diferente al de Nate. Tanto Gary como Behrad se dan cuenta de esto e intentan mantener a su amigo en el camino correcto y por eso me resulta chocante como eligen permanecer fuera de una habitación en la que creen que Nate está torturando a un hombre inocente. Lo coherente hubiese sido que echaran la puerta abajo y detuvieran a su amigo, puesto que no lo hacen no me queda más remedio que pensar que ellos sabían que Nate estaba fingiendo.

Ava lidia con el temor de corromper la línea temporal, que a cada momento es más difícil de mantener, así que mientras que los chicos se quedan con el trabajo duro y se suben al tren, la pareja de recién casadas opta por celebrar la luna de miel en la cápsula temporal creada por Constantine.  Además tenemos a Zari con un grave trastorno psicológico potenciado por el consumo de drogas. Como bien le dice Ava, Zari está huyendo del dolor usando mecanismos impropios en ella, de manera que no sólo se queda estancada en el dolor y se infringe aún más daño sino que saca a relucir partes de si misma que estaban mucho mejor ocultas. No es común ver a Behrad completamente limpio de cannabis, resulta que al dejar de fumar se convierte en crítico con la obsolescencia programada mientras que su hermana al tomar sus costumbres actúa como la típica depresiva que en lugar de comer tarrinas de helado toma ositos de gominola psicotrópicos.

Las dos mujeres obsesionadas con el orden y las listas terminan haciendo lo que mejor saben: una lista muy ordenada de todos los enemigos que tienen, de todos los potenciales destructores de la Waverider. En esa lista incluyen a muchos de los personajes que hemos ido conociendo a lo largo de estos años y quizás sea la forma en la que vamos a introducirnos en el episodio 100 que se estrenará el próximo jueves.

Parece que Gideon está aprendiendo a ser humana. En un primer momento sus interlocutoras no la entienden, especialmente Astra se siente muy frustrada. Las dos amigas se sienten inútiles en el equipo de leyendas, las dos creen ser poco poderosas en un grupo que inicialmente lo formaron super héroes, pero lo cierto es que en este episodio descubrimos que lo que hace especial a Spooner no es su habilidad para escuchar a los extraterrestres sino su habilidad para escuchar a los demás, incluso a aquellos que no pueden hablar como quisieran. Por su parte, Astra con su magia es quien ha hecho a Gideon de carne y hueso, y al final parece que será Gideon quien salve la situación pues conoce a donde deben ir para recuperar la waverider, salvar la linera temporal y de paso salvar a sus amigos, que morirán si estas tres heroínas no llevan a tiempo.

Esta temporada de Legends of Tomorrow está siendo muy diferente, supongo que el arco de 1925 no va a durar eternamente y quizás la semana que viene le demos carpetazo con el episodio cien que promete ser muy épico y cuya review veréis aquí y os aseguro que intentaré que sea con el menor retraso posible.