El Tiempo que te Doy: aprender a dejar atrás

El Tiempo que te Doy: aprender a dejar atrás

Desde que Netflix produce ficciones originales españolas, mi relación con ellas no ha sido del todo fácil. Más que nada porque considero que no han alcanzado la excelencia de otros servicios con algunas de sus series (por ejemplo, HBO con Patria o Movistar Plus con Hierro), y la mayoría de las que lanzan no terminan de convencerme demasiado. De hace un año hacia aquí, noto cierta mejoría o, dicho de otra manera, ya ha habido algunas que sí han sido de mi agrado. La última, de la que os hablaré a continuación, El Tiempo que te Doy.

NOTA: el artículo trata sobre la primera entrega de la serie, a la que hemos accedido gracias a Netflix España. NO contiene spoilers.

La premisa no es la más innovadora, pero tampoco pasa nada. La historia gira en torno a la historia de amor, o más bien de desamor, entre Lina (Nadia de Santiago) y Nico (Álvaro Cervantes). Lo que la diferencia de otros productos es que sus diez episodios constan de una duración de entre los 10-12 minutos. La estructura de los mismos se basa en los títulos que los encabezan, jugando con el tiempo que pasa Lina recordando su relación con Nico, hasta que llega un punto en el que apenas lo tiene en mente.

Y este hecho, ligado a una premisa que hemos visto en muchísimas obras de ficción, termina siendo una de las cosas que puede hacer que los espectadores conecten con la trama que se desarrolla aquí, ya que el proceso de Lina puede ser el tuyo, el mío, el de tu amiga, o el de tu hermana o cualquier familiar. Los que más y los que menos, hemos vivido una situación parecida, bien en nuestras carnes, o por allegados. ¿Cuál es el tiempo necesario para pasar página? ¿Es sano recordar a la otra persona durante muchos minutos al día? Y lo más importante: ¿cómo se sigue adelante tras una ruptura?

Esas preguntas y más estoy seguro que muchos de los que leáis estas líneas las habréis realizado en algún momento de vuestra vida. La propia Nadia de Santiago, junto a Pablo Santidrián e Inés Pintor, han conformado un producto estupendo que, en un espacio muy reducido de tiempo, ahonda perfectamente en todas esas cuestiones que podemos esperar en una ficción de estas características. Su formato permite que la narración sea ágil, la mezcla del tiempo presente con el pasado funciona de maravilla, y el tiempo pasa volando, pero con la sensación de haber sido testigos de una historia que llena al espectador.

Otro elemento fundamental para que esto saliera bien era la química entre los dos protagonistas. Tenemos una miniserie extranjera muy reciente, que también se la reparten entre ambos intérpretes, que es Secretos de un Matrimonio, en la que una de sus principales bazas es lo bien que combinan los dos; aquí también se puede apreciar eso, y es más fácil entrar en la historia de amor y posterior de Lina y Nico, gracias al buen trabajo que hacen los dos intérpretes españoles, destacando principalmente lo mucho que brilla Nadia de Santiago. Con ella hacemos el viaje, y lo vivimos todo desde su perspectiva, y la actriz madrileña está excelente.

De las series españolas que podéis encontrar actualmente en Netflix, puede que sea una de las más especiales y, para mí, una de las más recomendables. Además de tener una historia que no es una premisa rebuscada ni nada por el estilo, y fácilmente identificable por todos los espectadores, si buscáis algo rápido y fácil de ver, sus apenas ciento veinte minutos de extensión se os pasarán volando. Eso sí, si estáis sensibles, os recomiendo coger una caja de pañuelos, porque no es un camino de rosas, pero, ¿qué lo es en esta vida?