Review Titans: Lazarus

Review Titans: Lazarus

Episodio flashback. En ocasiones, son más un estorbo que otra cosa, y lo que hacen es romper el ritmo que tiene una serie, para meter información innecesaria en un punto en el que, o ya no nos interesa, o aporta nada y menos a la trama principal. En cambio, es necesario a veces echar la vista atrás para comprender las acciones del presente y entender mejor las actitudes de algunos personajes. En el caso del 3×05 de Titans, se puede catalogar como uno de los últimos.

En la review anterior decía que iba a haber un episodio centrado en la transición de Jason a Red Hood. Dicho y hecho. Esta semana hemos tenido la explicación de la serie para que el antiguo Robin pase a ser el justiciero de la máscara roja. Dije hace unos días que, depende de cómo lo contaran, sería fundamental para lo que está por venir, y para mi opinión sobre lo que hemos visto hasta ahora. Y, tras sopesar lo que sucede en este quinto capítulo, acepto pulpo como animal de compañía. Yo he criticado el giro por lo abrupto que me parecía. Aunque sigo creyendo que un espacio de tres meses sigue siendo algo precipitado, al menos nos han ofrecido contexto del que carecíamos en el arranque.

Para empezar, Jason sigue siendo el mismo. No ha cambiado en absoluto. Tiene un traje nuevo, sí, pero es el mismo chaval asustado, inconsciente y que solo busca atención y cariño como consecuencia de una infancia de mierda. Bruce Wayne se aprovechó de ese vacío para convertirle en un arma, y ha explotado las carencias afectivas del chico durante todos estos años para que sea su «hijo» y el sustituto de Dick como Robin. Ya se nos había explicado en otros momentos de la serie, pero está bien recalcarlo, sobre todo para entender la decepción final de Jason con su «padre» adoptivo. En un intento de enmendar años de errores cometidos con unos y con otros, Bruce quiere que el chico recapacite y busque otras vías para llenar ese agujero emocional que tiene en su interior, pero ya ha perdido toda la autoridad moral que tuviera hacia él. Jason ha encontrado otro mentor que satisface sus necesidades, o eso cree él.

Aquí entra otra de los huecos a rellenar argumentalmente: Jonathan Crane y su papel en todo esto. No es que el crío sea ahora un genio criminal, sino que el Espantapájaros es el que ha estado moviendo los hilos desde el principio. Cada acción que Red Hood ha llevado a cabo ha sido por orden y dirección del encarcelado en Arkham, por lo tanto, eso sí lo compro más. No era concebible que el Jason Todd de Titans fuera capaz de convertirse en semejante figura emergente en cuestión de días sin nadie que le diera directrices de qué hacer y a dónde apuntar. En otras series, podría pensar que hay algo detrás de esos cambios de actitud, pero es que, viendo el historial de la de HBO Max, me temía que la explicación fuera lo que venía comentando en reviews anteriores, que de la noche a la mañana Jason se había convertido en Red Hood y arreando, y encima con más luces que antes. Aunque el marco temporal repito que me parece un poco breve, al menos lo han explicado bastante mejor y nos han dado que Crane es el titiritero en esta función. Por lo menos, ahora buscan justificar las cosas con otro enfoque, algo es algo.

La resurrección de Jason es cosa de que Ra’s Al Ghul fue a dejar una fosa de Lázaro en el peor lugar posible de toda Gotham, en Arkham, así que ya tenemos por ahí una vía a explotar si quieren recuperar a algún personaje en el futuro de la serie, salvo que cierren ese chiringuito. Por cierto, detalle chulo el que hayamos visto la colección de trofeos de Batman, algunos muy icónicos y que seguro que a los fans de los cómics les habrá gustado ese detalle.

Tras cinco episodios de Titans emitidos hasta el momento, sí que da la sensación de que parece que los responsables de la serie han cambiado el rumbo para bien, ya que solo lo de Jason podría haber sido un punto conflictivo para la temporada según cómo lo explicaran, y ya digo que me ha convencido. Sigo con mis reticencias, pero mis quejas principales han sido aplacadas con el capítulo de esta semana, en el que exploramos más si cabe la dura y complicada relación de los miembros de la Batfamilia, y cómo le ha dañado eso a Jason, hasta llegar al punto de buscar una solución al miedo que arrastra desde los acontecimientos de la segunda entrega en un criminal como Jonathan Crane, que le ha seleccionado como su proyecto particular con tal de buscar debilidades de Batman y convertirse él en el líder del crimen en Gotham, usando a un chico que solo buscaba afecto y comprensión, y ahora es un arma al servicio del Espantapájaros.

Con todo, sigo temiendo lo que va a venir. Lo visto en agosto ha seguido un mismo punto argumental: Red Hood/Espantapájaros. Ya en el anterior metieron la sub trama de Kory, y aún faltan personajes por aparecer. Este es el siguiente reto de la serie: saber gestionar los frentes que abra. Hasta ahora, con solo un foco principal, los resultados han sido positivos y el comienzo de entrega está siendo interesante cuanto menos. Veremos si en el momento en el que toque diversificar, no se convierte en otro circo como fue la segunda temporada. Pero, repito, estoy satisfecho con lo que han hecho por ahora, siempre manteniendo la cautela, eso sí. Nos vemos en la próxima review.