Review Legends of Tomorrow: The Virgin Gary

Review Legends of Tomorrow: The Virgin Gary

Damos comienzo a la cuarta temporada con la misma energía, o más, con la que despedimos la tercera. Mientras otras series del arroverso han dado un paso hacia territorios más oscuros o siguen buscando su sitio,  Legends se siente cómoda en su papel de primo loco y divertido que siempre sorprende a los demás.

La premiere nos deja claro que cada vez nos acercamos más a la comedia. El tránsito desde la serie donde conocimos la terrible tragedia familiar de Rip Hunter hasta el momento actual ha sido tan bien cuidado y creíble que los espectadores lo hemos aceptado sin rechistar. Nos gustaba la serie en su tono más formal y nos encanta en su aspecto más loco. La carta de presentación no podría haber sido mejor: tenemos un unicornio en Woodstock, el icónico animal de leyenda en el festival hippie por excelencia… con esos dos ingredientes nada puede salir mal. Si unimos alguna que otra meta referencia a Wally, la utilización del desdichado Gary como cebo y a los personajes en un viaje semi psicodélico proporcionado por el citado unicornio… las cosas van aún mejor.

La temporada comienza con una celebración que confirma a los personajes como los héroes que son. Ahora tienen sus medallas secretas y todo. Pero la aparición de Constantine  vuelca la situación y lleva a los personajes a su siguiente aventura, que según John es sólo el principio de otras muchas misiones motivadas por un preocupante aumento de la oscuridad. Esta suma de lo sobrenatural es una adhesión muy interesante, tanto porque nos da la oportunidad de explorar nuevas tramas como porque, por fin, vamos a profundizar en Constantine.

Algunas situaciones resultan hilarantes… como el hecho de usar al virgen como cebo y que termine perdiendo un pezón a causa de un voraz unicornio come corazones. Pero el episodio también tiene espacio para asuntos más serios. La relación de Zari con su madre, a quien ve jugando con una pequeña versión de ella misma; la de Nate con su padre, o la reacción de Mick a los problemas paternos de los demás (recordemos que los suyos son aún mayores) son algunos de estos puntos serios. En todo caso, parece que al igual que la serie siempre mantuvo un punto fresco incluso en sus periodos más dramáticos, ahora que la serie es totalmente fresca continuará manteniendo un toque serio en cada episodio.

Son esos momentos que rompen un poco con la tónica general los que sirven para presentarnos la nueva dinámica de grupo y las debilidades de las incorporaciones más recientes. Ahora que Stein, Rip, Jax e incluso Wally han desaparecido del equipo, hay que fomentar la unión con los nuevos miembros. Parece que ya nos creemos la incorporación de Zari, quizás durante la temporada pasada la mirábamos y veíamos a la chica nueva, pero su adhesión al grupo se ha producido de forma tan natural que ahora parece que llevase desde la primera temporada en la Waverider. Mientras tanto Constantine funciona a la perfección en el grupo y resulta creíble como nueva incorporación. El pobre tipo se resiste a formar parte del equipo, pero su alma torturada, su visión libre del mundo y la forma en la que se relaciona con Sara lo hacen un candidato sólido como personaje principal.

Creo que el único fallo del episodio ha sido la subtrama de Nate, que era innecesaria y ha resultado tediosa, de hecho ni siquiera ha sido suficientemente interesante ver el dúo formado por Mick y Nate y la forma en la que interactúan. Posiblemente Nate es el personaje más débil de la serie y los guionistas quieren otorgarle cierta profundidad… pero, por el momento, no lo están haciendo bien. Pero todo lo demás ha sido bastante bueno. La premiere ha funcionado para confirmarnos el tono que tendrá la temporada; ha funcionado la presentación de Constantine (un personaje de sobra presentado en el Arrowverso) como personaje principal; ha funcionado como episodio de corte cómico o chorrisodio. En definitiva creo que la temporada se presenta bastante bien.