Review House of The Dragon: The Heirs of the Dragon

Review House of The Dragon: The Heirs of the Dragon

Después de una larga pausa, aquí estamos de nuevo desgranando una serie basada en la obra de George RR Martin. Parece que fue ayer que cerramos Game of Thrones con la review de The Iron Throne, pero ha llovido mucho desde entonces y estamos ante una nueva serie, un nuevo proyecto, una nueva realidad.

Si queréis leer una opinión formada tras la visualización de más de la mitad de la serie y la lectura completa del libro, os recomiendo que echéis un ojo a este texto de Daniel, si lo que queréis es un análisis de lo visto en el capi de hoy y virgen en cuanto a la lectura de Fuego y Sangre, seguid leyendo.  Quienes me sigan, sabrán que estoy lejos del menor atisbo de ilusión en lo que respecta a esta serie, de la que no tuve más que palabras negativas cuando tocó compartir impresiones con mis compañeros. De forma que partiendo de un escalón tan bajo en cuanto al hype, es lógico suponer que estoy entusiasmada con lo visto en la premiere, si bien aún persiste el miedo y pienso que quizás hayan mostrado las mejores cartas en este primer episodio.

Empiezo afirmando que, bajo mi percepción, este primer episodio es excelente. Así que, por el momento, admito que estaba equivocada y que esto tiene una pintaza brutalmente buena. The Heirs of the Dragon tiene un ritmo sensacional; las interpretaciones son magníficas, especialmente Paddy Considine y Matt Smith están magistrales; la trama está bien contada, siendo fácil de entender hayas leído o no el libro y se percibe tanto que no han escatimado en gastos, como que (mucho más importante) no han prescindido de las ideas más artísticas y pretenciosas. Sapochnik se deja notar y hace un trabajo sensacional tomando la historia como suya y llevándola a su terreno. Para los más despistados, os recuerdo que Michael Sapochnik fue quién dirigió muchos de los mejores episodios de Game of Thrones, como Hardhome (5×08), The Winds of Winter (6×10) o el majestuoso Battle of the Bastards (6×09) Sabemos que este hombre adora Westeros y trata con mimo cada escena y cada detalle.

El comienzo es muy oscuro y aunque la voz en off habla de prosperidad lo que los ojos del espectador reflejan son ruinas y andamiajes. La reunión de todos esos señores es en Harrenhal (el castillo más grande de Los Siete Reinos) y no en la Fortaleza Roja u otro sitio más emblemático del poder Targaryen, pero la sensación de ver ese enorme lugar parcialmente destruido crea una paradoja interesante, nos enseña como en esos sesenta años de felicidad también hay un componente de decadencia.

Los pilares de la serie se asientan en los primeros treinta segundos con unos cimientos más sólidos que los de ese castillo destartalado, en cuestión de un abrir y cerrar de ojos nos hablan del temor a una guerra de sucesión en una sociedad que no está preparada para que las mujeres ostenten cargos de poder y donde los únicos potenciales enemigos de los Targaryen son los propios Targaryen.

Durante el resto del capítulo nos indican que son precisamente esas nociones las que serán relevantes en el devenir de la serie. Al terminar el episodio, una década después de esa primera escena, nos sumimos en el temor a una guerra de sucesión (con otros litigantes), a una mujer heredera en una sociedad que no está preparada para semejante hito y a los Targaryen enfrentados entre sí.

Después, un texto escrito nos intenta situar en el momento histórico en el que se desarrolla la acción. Personalmente esa frasecita de 172 años de Daenerys me ha parecido una aclaración innecesaria y espero que la precuela se independice de la serie madre cuanto antes y logre su propia personalidad. Tras la nota aclaratoria llega el verdadero comienzo de esta épica aventura: un dragón sobrevolando Desembarco con una niña de pelo plateado a su lomo.

Me llama la atención lo poco que ha cambiado la ciudad en dos siglos, Desembarco del Rey debería estar diferente… pero yo la he visto igual que siempre. Parece que toda la sociedad ha permanecido estancada casi dos siglos. El mundo que conocimos en Game of Thrones es demasiado similar a lo que hemos visto aquí y no olvidemos que House of The Dragon tiene lugar 172 años antes de Daenerys… El diseño de vestuario no está nada mal, pero me da la sensación de que es algo muy parecido a lo que vimos dos siglos después y me hubiera encantado ver ropa radicalmente distinta. También estamos en el mismo mundo de superstición, medicina ancestral y gente que cree en sueños y adivinaciones. Me hubiera gustado que se presentasen algunos cambios que hicieran notar al espectador que o bien esta sociedad era un poco más avanzada en determinados ámbitos (y después se sumergió en la oscuridad) o bien todo lo contrario. Estaría bien que viéramos la magia (recordad a Melisandre) como algo más cotidiano o cualquier otra cosa que nos hiciera creer que estamos en el pasado y que las cosas cambian con el tiempo. Salvo por los dragones, estamos exactamente en el mismo mundo, parece exactamente la misma sociedad y eso no es del todo creíble.

Y dejando de lado que Westeros está estancado en un medievo larguísimo (el nuestro también duró lo suyo) y que a Ramin Djawadi no se le nota apenas… todo lo demás roza la perfección. Voy a destacar algunos puntos, pero igualmente podría destacar otros:

Un detalle hermosísimo es que en un momento dado, Aemma le dice a su hija que el embarazo es la forma en la que ellas sirven al reino. La madre habla de que el parto es un campo de batalla, lo cual queda maravillosamente enlazado con la forma en la que es asesinada para “salvar” al futuro rey mientras los hombres batallan con lanzas en honor a ese mismo futuro rey. Paralelismo muy hermoso y claramente intencionado el que nos regala ahí Miguel Sapochnik.

La recreación del mencionado torneo ha sido larga, quizás demasiado, pero ha servido a diferentes propósitos. Principalmente ha sido visualmente interesante y ha realizado un gran manejo de la acción, puesto que nos enseñaba a muchos combatientes que no nos importaban y cuyas caras ni veíamos y pese a ello se percibía cierta tensión en cada golpe. Además, nunca está de más ver tantos caballos y tan buenos jinetes. En cuanto a la trama me parece relevante que Daemon desafíe al hijo de La Mano y que recalquen que la relación que tiene con los Hightower (al menos los Hightower masculinos) no es muy buena.

Tampoco está mal esa forma en la que se ha vomitado violencia (y algún red shirt ha vomitado el almuerzo) mostrándonos que aunque viven en una época de cierta paz hay jóvenes sedientos de sangre y que Daemon no es el único hombre violento que hay por ahí. Supongo que es de cierta relevancia también la presentación de Criston Cole, un señor que yo no sé quién es porque no he leído Fuego y Sangre, pero por la manera en la que lo han presentado debemos asumir que será relevante.

Pero en cualquier caso para mí lo más elegante y bien ejecutado es un detalle en el que se oye como una lanza corta la carne de hombre o equino y se produce el cambio de escena a la habitación donde se efectúa el asesinato de la reina… se oye el rasgar de un objeto afilado que corta la carne de hombre o caballo e inmediatamente cambio de plano y vemos la oreja de Viserys tras decidir fuera de la pantalla sacrificar a su esposa cortándole el abdomen. Aquí se refuerza en el espectador la conversación que tuvieron madre e hija unos minutos antes.

Childbirth is our battlefield. 

Viserys ordena matar a su esposa pese a que él cree amarla, es complicado de entender, pero mi percepción es que realmente la ama y que elige sacrificarla por el bien del reino, creo que el pobre tipo está pensando que él mismo se sacrifica por un bien mayor y que no es consciente de estar cometiendo un asesinato. Me parece un personaje con muchísimas capas que espero sea explorado en los episodios sucesivos porque en esta premiere ha sido lo más potente del elenco.

Los mejores momentos del episodio, los más intensos, han tenido a Viserys como protagonista, pese a que el personaje de Matt Smith (Daemon) parece mucho más atrayente y da mucho más juego, ha sido Paddy Considine quien ha soportado el mayor peso dramático y ha bordado con unas magníficas dotes interpretativas cada instante.

Me gusta mucho cuando Viserys le pregunta a su hermano si celebró la muerte de su hijo y Daemon se marcha sin mirar atrás después de una grave discusión en la que de nuevo Paddy Considine se luce muchísimo. Tras la pelea verbal, Daemon se marcha sin mirar atrás y Viserys al apoyarse en el trono se corta la mano y se hace una herida de la que brota espesa sangre de dragón.  Es muy poderosa esta escena, tanto por las interpretaciones de ambos actores como por las motivaciones profundas de sendos personajes. Quizás Daemon no sea tan violento como dicen, quizás el rey Viserys está siendo manipulado por Otto Hightower, un hombre capaz de mandar a su hija a «consolar» al rey o quizás Viserys no sea el hombre débil que cree su hermano y sabe perfectamente lo que hace. 

Hay un par de detallitos que quiero mencionar antes de terminar: la alusión a la Canción de Hielo y Fuego me ha hecho soltar una sonrisa y también en esa conversación entre padre e hija, rey y heredera, cuando Viserys le está hablando a su hija de que se acerca un duro invierno, justo cuando de sus labios salen palabras que aluden al norte en el salón del trono es un Stark el que jura lealtad.

En general creo que este largo piloto ha puesto el listón muy alto y si no estamos ante un espejismo que se desinfle en dos o tres semanas, puede que estamos ante una de las mejores series del año.