Review Legacies: Was This the Monster You Saw?

Review Legacies: Was This the Monster You Saw?

No sé cuántos parones habrá más de aquí a que acabe la temporada, pero sinceramente, ojalá no haya muchos, o ninguno. La cuarta de Legacies sigue con su buen estado de forma, y sigue demostrando con cada episodio que no decae el nivel que llevan ofreciendo durante esta entrega. A todo esto, y antes de empezar, The CW anunció unas cuantas renovaciones hace unos días, y no estaba incluida Legacies en la lista. Mientras se deciden, vamos con el decimotercer capítulo.

Las tramas no se alejan del plano terrenal, por lo que dejamos por ahora a Landon y el Nigromante en el limbo.

Aurora y Lizzie siguen su particular road trip, buscando a Vulcano o Jen, a quien conocimos en el 4×10. De paso, toda esta aventura secundaria las lleva a una extraña relación de … ¿complicidad? ¿camaradería? Sinceramente, se me hace raro ver a estos dos personajes compartiendo subtrama, para encima ver cómo se ayudan mutuamente a ver las debilidades de cada una, y crecer a partir de ahí. Tiene gracia si consideramos que Lizzie es una joven de menos de veinte años, y Aurora tiene miles, y en cuanto a crecimiento personal, creo que la diferencia no es tan grande.

He dicho que me extraña ver esta sinergia (palabra del mes si nos seguís en nuestro canal), pero no que me disguste. Una de las cosas que hizo buenas a sus series predecesoras es que, muchas veces, el reciclar personajes les salía bastante bien. De Aurora nos podíamos acordar tres gatos, y si no habéis visto The Originals, ni os cuento; pero su incorporación ya manifesté en su momento que me parecía un acierto, y es inteligente, porque sigue nutriéndose esta serie de todo lo establecido anteriormente en la franquicia, y suele hacerlo bien, he aquí otro ejemplo. Muchas ganas de ver qué nos deparará la sociedad Saltzman-De Martel.

La otra parte del episodio se ha ubicado al completo en la escuela Salvatore. Al final del episodio anterior veíamos a Hope volver a Mystic Falls, y aquí no hemos tardado ni cinco minutos en tenerla nuevamente entre sus antiguos compañeros, en el hogar que compartieron en su día Damon y Stefan. Encima, su timing es fantástico, porque Alaric regresa también tras su “baja médica” (provocada por ella misma, recordemos). Lo que viene siendo un momento incómodo, vaya.

Hemos recuperado parcialmente la fórmula de monstruo semanal, con esta suerte de Pennywise (payaso malvado de la novela It, de Stephen King) ancestral, que ha puesto en algún aprieto a los protagonistas, y ha abierto la puerta definitivamente a algo que veníamos comentando, y que todos más o menos podíamos imaginar: la recuperación de la humanidad de Hope. Sinceramente, a mí me gusta lo que veo, y la serie necesitaba a una Hope desatada, pero entiendo que tampoco es viable tenerla en su versión oscura durante años. Más que una voz en su cabeza, la tenemos como una aparición constante, lo cual puede dar un juego interesante, o convertirse en algo cansino, si no lo gestionan bien. Aquí ha funcionado, pero ya ver que se manifiesta tras perder la influencia del payaso me ha chocado. Que Hope vuelva a su lado bueno es cuestión de tiempo, y la gracia a día de hoy es en qué circunstancias se produce, y cuánto tardaremos en asistir a ese momento, si se hacen de rogar o la tendremos más pronto que tarde.

Hablaba de reciclar personajes. Si me hubiesen preguntado hace unos años cuando empezó la serie, que yo estaría en 2022, a mitad de la cuarta entrega de esta serie, dedicándole un párrafo a la figura de Jed, probablemente me hubiese sorprendido, por decirlo de alguna manera. También es normal, con la diáspora de estudiantes más o menos recurrentes de estos años, de la suerte de Rafael, Josie o Landon, así como algunos otros, tienen que completar minutos dándole bola a los que están ahora mismo en la Escuela. La introducción de Ben/Prometeo, al margen de abrirnos las puertas de los dioses, está sirviendo para profundizar en Jed y desarrollar a un personaje que yo, sinceramente, lo consideraba más terciario que secundario, y que en los episodios de 2022 es casi más protagonista que secundario. Las vueltas que da la vida. No me estoy quejando, ojo; lo destaco porque así como otros personajes no están teniendo tanta bola en esta cuarta (MG o Kaleb, por ejemplo), Jed ha ganado enteros con el paso de las semanas. No diré que sea imprescindible, pero creo que, si ahora palmara me daría lástima, cosa que hace una temporada no hubiera dicho. Dicho esto, a tope con su relación con Ben; eso sí, temo que puede acabar mal, por parte de uno o por la del otro.

No es que hayamos avanzado demasiado en la trama global, pero lejos de ser un episodio procedimental más, con un monstruo al que combatir y pasamos al siguiente, este regreso ha servido para seguir consolidando a los personajes, y abrir la veda a que la humanidad de Hope vuelva ya definitivamente, que es otro de los temas principales de la entrega actual. Nos vemos en la siguiente review.