Review The Mandalorian: Chapter Nine - The Marshal

Review The Mandalorian: Chapter Nine – The Marshal

Lo primero, quiero disculparme de antemano por si se me nota algo oxidado, porque llevo muchos meses sin escribir reviews, y he perdido la costumbre. Dicho esto, tengo muchas ganas de abordar la segunda entrega de The Mandalorian, que fue uno de los estrenos más destacados del 2019, y cuya nueva temporada estábamos esperando los seguidores de la saga. Su primera fue una gran carta de presentación, y este es el año de la consolidación en la pequeña pantalla. ¿Estará a la altura y dejará tan buenas impresiones como en su debut? Lo valoraremos cuando concluya, así que por el momento vamos con este 2×01.

Breve inciso: el año pasado me abstuve de poner imágenes de Baby Yoda en portada, principalmente porque no quería que hubiera problemas por si alguien decidió esperarse al lanzamiento oficial de la plataforma en España, para así no jorobar la sorpresa (si es que no se lo había comido por redes). Pasado un año, considero que el niño ya es algo mainstream y sabido por todos, así que ya os adelanto que, en algún episodio, veremos a la criatura en portada. 

Uno de mis mayores temores con respecto a los nuevos episodios era que se acabaran convirtiendo en un continuo homenaje a la saga y abandonara la trama, para ofrecernos cameos sin parar visitas de personajes conocidos y así contentar a los fans. En las primeras escenas, se nos dice de qué va a ir la entrega, algo que ya se nos dejó caer en la Season Finale pasada: el Mandaloriano buscará a otros de los suyos, para que le guíen en su misión, devolver al niño con los de su especie; que, por cierto, no se refiere a la raza en cuestión de la criatura, sino a los Jedi. 

¿Por qué he traído a colación lo de los cameos? Bueno, si no estáis muy puestos en el mundillo y tan solo consumís la serie, y os abstenéis de leer noticias al respecto, no sabréis varias, que conciernen a fichajes para los nuevos episodios y que suponen la aparición de alguna cara conocida de la saga, tanto de sus productos cinematográficos como de los animados para televisión. Y, bueno, siendo un poco observadores y con un poco de memoria, habréis identificado perfectamente a quién vemos al final del episodio, y de quién era la armadura en cuestión que ha sido el centro de atención del capítulo. Me imagino que se abordará de nuevo el tema en próximos episodios, así que no diré nada al respecto, pero creo que podéis atar cabos perfectamente si os gusta la franquicia.

Las andanzas de Mando y Baby Yoda les llevan de nuevo a Tatooine, planeta archiconocido en Star Wars y que ya vimos en la anterior temporada (1×05), porque le saca a un contacto en los bajos fondos de ese lugar que nos muestran en el (gran) arranque de capítulo que hay un mandaloriano en el planeta natal de Anakin Skywalker. Pero no es uno del clan de nuestro protagonista a quien encuentran, sino a un lugareño, que ejerce de marshal de esa zona, y porta una armadura de Mandalore (planeta origen del clan), que hemos visto antes en la franquicia (y hasta aquí puedo leer). Se llama Cobb Vanth, y es la ley en Mos Pelgo, y está interpretado por Timothy Olyphant. Sinceramente, este hombre parece haber nacido para interpretar a vaqueros, porque ya le vi en Justified (gran serie, 100% recomendable) en el papel de, precisamente, un US Marshall, y en Deadwood (esta es otra buena serie, pero se os puede hacer bola muchas veces) a un shérif. Aquí se pone en la piel de este “agente de la ley”, contándonos cómo se vivió la caída del Imperio, con la destrucción de la segunda Estrella de la Muerte en esos lares. Una de las cosas que comenté en el programa que le dedicamos hace unos días a la serie, y en conexión con las ficciones animadas, es que me gustaba que expandieran el universo, y mostraran que estamos ante toda una galaxia, compuesta por multitud de planetas y gentes habitándola, que no están todos emparentados y son familia. Vimos cómo el fin de la dictadura galáctica suponía una alegría en muchos sitios, pero también los hubo que no estaban para muchas fiestas precisamente, como es el caso.

La armadura, a cambio de matar a un dragón. Qué medieval todo y cuánto de relato de fantasía épica tiene lo que le ocupa a Mando en este episodio. La criatura en cuestión es un bicho gigantesco, que pasa por el pueblo cada tanto, y pone en jaque a sus habitantes, básicamente porque es casi imposible de matar, debido a su tamaño y su peligrosidad, qué duda cabe. Vanth le ofrece ese acuerdo a Mando, y acepta, aunque después encuentran la ayuda de los tusken, los moradores de las arenas que vimos en las películas y son nativos del planeta. Gracias a las habilidades de nuestro protagonista para los idiomas (o lo que sea eso con lo que se comunican), los moradores les llevan hasta la guarida del dragón, que habita en una fosa de sarlacc, que se había comido previamente. Para los que no tengan ni idea de qué es un sarlacc, repasemos un poco los acontecimientos del Episodio VI. Si recordáis, al principio de la película, Luke y Leia llevan a cabo un plan para rescatar a Han, que está congelado en carbonita, y es exhibido como trofeo por Jabba el Hutt. El plan acaba saliendo mal, y deciden llevarlos a la fosa del sarlacc, para que los devore. Evidentemente, nuestros héroes salen vivos de esa, y quien acaba cayendo en las fauces del monstruo es Boba Fett, mercenario al servicio de Jabba. Si todavía no lo tenéis en mente, ese bicho era enorme; imaginad como tiene que ser el dragón de este episodio para que se lo haya zampado. 

Una de las cosas que hacía especial a Game of Thrones era lo espectacular que era visualmente hablando, porque pocos productos televisivos podían llegar a la altura de lo que ofreció la serie de HBO, sobre todo en sus últimos años, cuando se invirtieron ya copiosas cantidades de dólares para producir sus entregas. Eso, claro está, fue hasta que llegó Disney y puso 100 kilos por temporada (puede que más) para desarrollar la serie que nos atañe. La parte final del episodio, cuando aparece el dragón tras los tusken y los humanos del lugar prepararle una trampa para cazarlo, es un despliegue de medios que justifican por qué The Mandalorian ha arrasado en las categorías técnicas de los Emmy, y pone el listón altísimo para otras producciones de la pequeña pantalla. Ahora mismo, estamos ante algo único, y hay que disfrutarlo como se merece. 

El plan, evidentemente, sale mal, porque entonces no tendríamos lucimiento de Mando. No voy a decir que he tenido miedo al verlo ser devorado por el dragón, porque es una tontería muy grande pensar que se van a cargar al único personaje que tiene la serie en el 2×01, sabiendo además que Disney no tiene planes de terminarla en el corto plazo. Aún así, mola verle en acción, claro que sí, y cargarse al bicho de forma espectacular, para redondear más si cabe lo impresionante que es la recta final de esta Premiere. 

No hay mucho más que añadir a un episodio que vuelve a estar cortado por el mismo patrón que casi todos los que vimos el año pasado: el mandaloriano va a un planeta, hace un trabajo, y continua su camino. Evidentemente, esta temporada van a relacionar estos encargos con la misión, como es el caso, pero espero que no peque de ser demasiado procedimental y profundicemos en los orígenes del bebé, y su conexión con la fuerza. Además, tenemos a esa figura solitaria que sale en el cierre de capítulo, a la que volveremos a ver con toda certeza. Tengo muchas esperanzas puestas en esta entrega de The Mandalorian, y aquí estaremos cada semana analizando lo que nos deparan las nuevas aventuras de nuestros protagonistas. Nos vemos en la próxima review.