The Last of Us 2: los "ofendiditos", cierren al salir

The Last of Us 2: los «ofendiditos», cierren al salir

He tenido serios problemas durante el transcurso de mi partida para decidir mi postura al respecto de este videojuego. He pasado por casi todas las fases, desde alucinar con lo que estaba viendo, a querer estampar el mando contra la televisión por lo que tenía enfrente de mí y me relataban. Y creo que no he sido el único, porque solo hace falta echar un vistazo a las redes sociales y a sitios habituales de conversación por Internet, para darte cuenta de que la opinión está muy polarizada acerca de la secuela del popular juego: o lo odias, o lo amas, no suele haber término medio. ¿Dónde estoy yo? Ahora os lo cuento.

Si algo nos ha dado esta nueva entrega son motivos para la conversación. Hacía tiempo que no veía debates como los que me he encontrado por la red, y me recuerdan a las épocas previas a Twitter, cuando los seguidores de series hablábamos por foros y comentábamos lo que había pasado en el capítulo anterior, y las teorías a las que daban pie los acontecimientos de la ficción en cuestión. Y que todo esto lo consiga un sector “marginal” como es la industria del videojuego, me parece asombroso. Y he entrecomillado ese adjetivo, porque hay muchísima gente que todavía ve los juegos de Playstation, PC, Switch, etcétera como algo de frikis, raritos, y los que carecen de vida social, o los archiconocidos como “viciados”. Qué equivocados están todos.

Lo cierto es que, a día de hoy, hay obras maestras y productos espectaculares que merecen la pena ser jugados y vividos, porque cuentan unas historias al alcance de pocos medios actualmente. La industria del entretenimiento virtual permite licencias a los creadores que la televisión o el cine no son capaces de alcanzar. Quizá ahí radique el poco éxito que han tenido algunas adaptaciones a las pantallas tradicionales, al menos de momento. Esta saga va a ser llevada a la televisión por HBO, con el equipo creativo del juego detrás de la serie, y tenemos ejemplos muy recientes como la futura producción de Amazon sobre Fallout, que demuestran que la tendencia continuará, por lo que no os extrañéis si en los próximos años llegan series o películas desde las consolas.

Y en estas llegó The Last of Us: Parte Dos, con polémica, claro está. Se filtraron, al parecer, una buena cantidad de spoilers falsos, que circularon por redes y encendieron a los fans, porque muchos dieron por verdaderos esos rumores. Yo tuve suerte de no tragarme ninguno, y es un milagro porque, hoy en día, es complicado alejarse de un tema de conversación popular, sobre todo en Twitter y demás plataformas. Sin apenas datos acerca del mismo, y solo sabiendo que controlaría a Ellie y no a Joel como en la entrega anterior, me dispuse a disfrutar de un nuevo capítulo de la historia, con muchas ganas de descubrir qué me depararía esta vez la secuela de Naughty Dog.

Para mi sorpresa, me di cuenta desde bien pronto que no tuvieron miedo desde el estudio de arriesgar, en términos narrativos. Te rompen los esquemas nada más comenzar y, a partir de ahí, continúan haciéndolo hasta el mismísimo final. Esto tiene sus cosas buenas, y sus cosas malas. El primer juego iba al grano, con mucho ritmo y directo hacia el objetivo que te remarcan una y otra vez desde el arranque. Aquí tenemos lo mismo, pero hasta cierto punto. Llegada cierta parte, se corta de lleno y empezamos una nueva etapa, desde otro ángulo, y con la consiguiente necesidad de dar un trasfondo que, de primeras, a mí no me interesaba, me frustraba mucho porque Naughty Dog te lo metía por la garganta sin preguntar, y encima conllevaba, en muchas ocasiones, un chantaje emocional jodido de sobrellevar. Todo responde a una necesidad, la de conocer a Abby (ahora entraré) y, como decía, a mí me daba igual esta muchacha, sus problemas o su vida. Entiendo el motivo por el cual tenemos su arco argumental, pero si a toda una historia que comienza en el punto más álgido del videojuego y te corta el rollo de mala manera, le añadimos que sus niveles son, en comparación con los de Ellie, bajo mi punto de vista, demasiado largos y extensos, tenemos un cóctel peligroso y arriesgado para una entrega que ha generado mucha controversia, muchas veces justificada (o al menos, comprensibles ciertos argumentos) y otras completamente descabellada y lamentable.

Y aquí soy yo el que corta el ritmo del artículo para hacer referencia a esa controversia. Por un lado, tenemos a los gamers masculinos «ofendiditos» que piensan que Naughty Dog atenta contra su masculinidad por no poder controlar a su querido y adorado Joel y, en su lugar, manejamos a dos personajes femeninos, una de ellas homosexual y la otra que no responde al canon de belleza femenino habitual. A todos estos, sinceramente, les diría que se replantearan su vida, leyeran más, se abrieran más, y se dedicaran a mejorar como personas, aunque entiendo que es complicado, porque tanta tontería como tienen encima es difícil quitársela. Abby tiene muchísimos críticos porque la ven demasiado musculada y, según ellos, no es creíble. Supongo que toda esa gente no ha visto nunca a deportistas femeninas, como por ejemplo, las que compiten en torneos de crossfit. Y por el otro lado, vienen aquellos que piensan que Naughty Dog ha atentado contra todo lo que estableció en su primera entrega, cambiando por completo la personalidad de los personajes y, encima, no dándoles el final que los fans anhelaban por cómo se desarrolla esta secuela. Tengo que decir que yo soy el primero, como he mencionado antes, que se frustraba muchas veces viendo cómo se sucedían los acontecimientos, pero no respondía a un odio hacia los homosexuales, ni porque no me creyera que una chica pudiera tener un cuerpo tan musculoso como un chico, ni por esa supuesta afrenta a lo creado en la primera parte. Si algo me molestó fue, como dije, el extender demasiado la parte de Abby, tanto a nivel argumental como a nivel de extensión de sus episodios, a parte de ciertas obligaciones que imponía la historia con las que no estaba de acuerdo.

Pero es que resulta que los momentos más impresionantes, más terroríficos, y más bestias de The Last of Us 2 están en los episodios en los que manejamos a Abby, y no con Ellie. Además, la jugabilidad de este producto es de lo mejor de esta generación, y controlarlas a ambas es una absoluta delicia, cada una con su particular estilo y diferencias, no solo en cuanto al armamento disponible, sino a sus movimientos y tipos de lucha. Todo ello unido a la verdadera necesidad de ser sigiloso en muchísimas ocasiones, aprovechando al máximo los recursos de los que dispones, lamentando un disparo fallido porque se te acaban las balas y estás rodeado. Por si fuera poco, hay etapas en las que experimentas verdadero terror ante lo que tienes que enfrentar, además de los sustos típicos de ir por un pasillo oscuro y que de repente te salga de la nada un zombi sediento de sangre. Naughty Dog ha creado un producto único que, al margen de toda controversia, es altamente recomendable para todos aquellos consumidores habituales de videojuegos, tanto si os gusta el género como si no.

Decía antes lo complicado que ha resultado ser llevar a la pequeña o gran pantalla los videojuegos. Realmente, temo por lo que puedan hacer en HBO si llega el día en que la serie adapte esta secuela. Hay una cierta manía en la actualidad de querer dulcificar historias, rompiendo o alterando el sentido de las mismas al hacerlo, tan solo para llegar a un público más amplio, o simplemente para no molestar a ciertos colectivos, que se ofenden enseguida, dependiendo de lo que cuentes (la propia HBO lo hizo con Game of Thrones en determinados momentos de la serie). De ahí mi miedo, porque el viaje que nos ofrece esta segunda parte es un descenso a los infiernos de ambas chicas. Un proceso que va destruyéndolas poco a poco, hasta el punto de que son personas completamente distintas a las que eran cuando arranca todo. Es sobrecogedor cuando te paras a pensar en las consecuencias que ha tenido esta secuela para ambas, y a todo lo que has asistido mientras jugabas. Y no sé si tendrán el valor suficiente para acometerlo cuando llegue el momento, si es que la ficción llega a ese punto. Con el equipo creativo del juego detrás de la futura serie, quiero ser optimista, pero mantendré mis reticencias hasta entonces.

Aun con sus defectos, The Last of Us 2 es uno de los mejores juegos de esta generación, una gran continuación de una excelente obra como es su predecesora, y la recomiendo a todo aquel que quiera disfrutar con un camino como pocos podemos vivir en la ficción actual. Y los «ofendiditos», cierren la puerta al salir.