Review The Walking Dead: Monsters

Review The Walking Dead: Monsters

No estamos ante un episodio brillante, quizás el problema es que la temporada no está funcionando del todo, posiblemente debido a la forma en la que han elegido narrar la batalla contra Negan. La serie funciona mejor cuando los episodios son completamente independientes y se centran en una idea específica o en las aventuras de un grupo concreto de personajes.

Esta temporada podría funcionar de maravilla en un maratón de Netflix, pero como episodios independientes el resultado es descafeinado y frío, sobre todo si la estructura elegida es contar las historias de los distintos grupos de personajes separadamente, con escenas que interrumpen las historias predecesoras en lugar de completarlas. Lo que quiero decir es que creo que funcionaría mejor si un episodio fuera solo para Rick y Daryl, otro para el grupo de Ezekiel y otro para el grupo de Jesús, en lugar de darlo todo mezclado y aderezado con supuestos elementos semifilosóficos que solo sirven para ralentizar la trama.

Alentada por el optimismo de Ezekiel, quiero empezar hablando de lo mejor del episodio, que en mi opinión ha sido por un lado la trama de Ezekiel y Carol y por otro lado la secuencia de acción en la que vemos a Rick y Daryl peleando hasta quedarse sin balas.

Con respecto a Daryl, también quiero destacar de forma positiva la indiferencia que muestra tanto ante Morales como ante el joven al que dispara al final del episodio, después de que Rick le diera su palabra de que lo dejaría marcharse. Daryl actúa sin grandes planteamientos morales ni discusiones éticas, se mueve como un soldado indiferente, como un hombre que tiene claro su objetivo y que no se deja llevar por ñoñerías. Este punto de vista me parece enormemente refrescante, sobre todo ahora que la serie está ahondando de forma absurda en las cicatrices de la guerra y esto… esta moralina absurda tampoco está funcionando.

Hay algo que no empezado bien esta temporada: están prestando demasiada atención a la carga moral de la batalla contra Negan. Podrían tener una temporada (o la mitad de una temporada) llena de acción y en cambio nos plantan discusiones morales absurdas que a su paso destruyen a personajes que estaban bien construidos.

Entiendo que la guerra esté cambiando a los personajes, pero en una buena historia, los personajes cambian siempre hacía delante convirtiéndose en otras personas, mejores o peores, pero siempre más profundas y trabajadas, porque los personajes llegan ahí tras el aprendizaje que implica la historia para ellos. A esto se le llama evolución, unos evolucionan en sabios y otros en guerreros o en villanos o en otra cosa, la evolución no significa que el personaje sea moralmente más aceptable al final que al principio, puede pasar todo lo contrario, pero siempre tras un aprendizaje que le haga convertirse en alguien más maduro.

En The Walking Dead tenemos algunos personajes que tras ocho años con altos y bajos, han logrado ser aceptablemente verosímiles y los espectadores entendemos sus personalidades y simpatizamos más o menos con sus códigos morales. Y por eso no me gusta que los guionistas ignoren todo este bagaje previo y hagan que los personajes dejen de ser ellos mismos al servicio de una trama por la que no merece la pena cargarse esa construcción de personajes.

En una buena historia nada ocurre “porque sí”, a eso se le llama Deus ex machina cuando sirve para resolver un conflicto y no sé si tiene nombre oficial cuando ocurre un porque sí simplemente porque ocurre, sin que motive un punto de giro ni sirva de nada. Esto de “y ahora Morgan vuelve a las andadas pese a que no necesitamos que lo haga ni tiene sentido para el personaje” es un recurso tan absurdo que no sé si tiene ni nombre. Me centro en Morgan porque sus acciones son particularmente sin sentido, pero desgraciadamente lo mismo es aplicable a cualquier personaje en lo que llevamos de temporada, donde casi nadie está siendo fiel a sí mismo.

Es decir, no me creo que Morgan haya superado la muerte de su hijo, haya aprendido a perdonarse a sí mismo, haya encontrado la paz y ahora recaiga de forma tan absurda dejándose llevar por la locura sin que medie ningún detonante que motive tal giro espiritual. Si necesitamos que el personaje se largue solo y recaiga en la locura, hay que escribir una trama coherente que justifique tan decisión.

Y ya que estamos con Morgan, quiero apuntar que una pelea entre dos personajes que saben artes marciales se merecía una coreografía mucho más trabajada que lo que hemos visto, que bien lo podrían haber ejecutado dos niñas en el patio del recreo.

Continuemos nadando entre sinsentidos y hablemos de Morales, ese personaje al que nadie recordaba que ha sido recuperado exclusivamente para dar un mensaje que la serie nos repite al menos dos veces en cada episodio. Si lo traen de vuelta para alguna subtrama interesante me vale, si lo dejan vivo y se une al equipo me vale también, pero ese reencuentro que refuerza por enésima vez la idea mil veces repetida de que el Apocalipsis cambia a las personas y los convierte en monstruos no era necesario, no aporta nada a la trama y no enriquece la acción. Además, ya nos lo dijeron la semana pasada cuando Rick se miró al espejo. Parece que esta vez han repetido idéntica idea de forma aún menos sutil, a este paso la semana que viene veremos directamente a Gregory Nicotero rompiendo la cuarta pared para señalarnos los argumentos cansinos de que Rick ha hechos cosas terribles para sobrevivir, el postapocalipsis cambia a las gente, si somos malos no nos diferenciamos del enemigo y bla, bla, bla. Volviendo a lo que dije en las primeras líneas, menos mal que Daryl salvó la escena.

Frente a tanto despropósito que intenta ser profundo, tenemos un grupo que destaca por hacer todo lo contrario y paradójicamente, me encanta. El escuadrón del Kingdom, a fuerza de comportarse como nadie lo haría y ahogándose en ideas irreales e inverosímiles es mi favorito, con un personaje al mando que es tan sumamente absurdo que recita Shakespeare antes de la batalla y tiene un tigre amaestrado que sólo ataca sus enemigos me conquista.

Ante todo este disparate me rindo, porque esta trama repleta de elementos aparentemente demasiado fantasiosos, es la trama que debería ser la más absurda y en cambio es la más interesante y sin duda la más novedosa. El truco reside en que no se toma tan en serio a sí misma ni nos trae discursitos repetidos sobre moralidad y creo que también suma puntos el hecho de que tras ocho años en antena lo hemos visto casi todo… pero un tigre y un rey optimista con ínfulas de medieval no lo habíamos visto aún.

Creo que no había mucho suspense al respecto del desenlace final, pues ya sabemos por experiencia, que cuando un personaje habla de lo bien que está saliendo todo y de lo orgulloso que está de que todos sus hombres continúen vivos, las probabilidades de que sufran cosas terribles antes del acabar el episodio aumentan exponencialmente. Pero aún así, me ha gustado ver a los hombres emboscados por The Saviors y escuchar cómo los disparos de las ametralladoras destruyen el mundo mágico de Kingdom.

Y me había olvidado de Eric, e iba a terminar la review sin despedirme de él, pero seamos sinceros, a casi nadie nos ha importado ni un poquito. Le han dado demasiada relevancia a la escena haciéndonos creer que la pérdida de Eric era un gran momento, pero no es así, no nos preocupamos por los personajes secundarios y asumir que Eric importa es exagerado, ni siquiera Aaron nos gusta tanto. En todo caso, me parece acertada la imagen en la que vemos el árbol manchado de sangre y el arma en el suelo, nadie vivo se hubiera marchado sin el arma, podrían haberlo dejado ahí y ni mostrar el marido doliente.

Esperemos que la semana que viene veamos un episodio diferente y nos dejemos de debates morales.