Review Titans: Atonement

Review Titans: Atonement

¿Se puede decir ya con nueve de trece episodios emitidos? Creo que sí. Está siendo una temporada muy irregular de Titans. Mucho tienen que mejorar en los últimos capítulos para que me dé la sensación de que el segundo año de la serie ha sido mejor que su predecesor. Creo que han querido meter demasiados elementos en la mezcla y no han sabido cómo cuadrarlos bien para que no pareciera todo muy precipitado y descompensado.

Para entender la trama del presente, era necesario echar un vistazo al pasado. Ya lo hicimos. Ahora, con todas las cartas sobre la mesa, es hora de mirar hacia delante. El problema viene porque nadie quiere ver a Dick tras su confesión. El único que se queda es Gar, y porque realmente no tiene ningún otro lugar al que ir. Y bueno, Conner y Krypto, que casi han terminado por accidente en la Torre Titans. El resto emprende su camino separado del resto, y abandona el edificio, para encontrarse consigo mismos. La táctica The Walking Dead no me convence, sinceramente. Grupos reducidos de personajes dando vueltas para hallar su destino y filosofando por el camino es el modus operandi habitual de la serie de zombis de AMC, y no creo que Titans pretenda hacerlo, pero ya hemos tenido esta semana para ver diferentes grupos, cada uno con sus movidas. Teniendo en cuenta que hemos entrado ya en la recta final de temporada, no creo que esto se extienda mucho más, pero me aventuro a decir que, por lo menos, otro tendremos así, más que nada porque no hemos visto a todos los personajes en este noveno capítulo tras la marcha de la Torre, por lo que creo que se habrán guardado sus historias para la semana que viene.

Vamos pues, por partes. Hemos recuperado la trama de Kory y su hermana, Blackfire, que me resulta un relleno bastante descarado, más que nada porque no está aportando absolutamente nada a la trama principal (por el momento), y si lo hace, será en la hipotética tercera temporada. Es lo típico que van introduciendo para posteriormente ser desarrollado, y como este año no les caben más cosas, habrán optado por darle una evolución durante esta entrega y que sirva de paso para darle minutos a Kory, que está alejada de todo el drama de Deathstroke y el resto de Titanes. Hemos visto por primera vez a su hermana, que le ha lanzado un mensaje de advertencia, y poco más. Veremos cómo va esta sub trama, que me interesa por ahora más bien poco.

Sobre Gar y Conner. Quizá la parte más distendida del episodio… hasta que ha dejado de serlo. Gar intenta introducir a Conner en el mundo de los justicieros, intentando enseñarle cuestiones básicas como ayudar a los necesitados, y defender las injusticias… pero se le olvidó explicarle lo que era la policía y los cuerpos y fuerzas de seguridad. Gar estaba siendo uno de los personajes sacrificados de esta temporada en detrimento de la trama de Slade, y apenas había participado desde el arranque de la misma, y al menos ha servido para tener la parte divertida del episodio, y continuar el desarrollo del personaje de Conner, que es, en la mayor parte de temas, un niño todavía con mucho que aprender.

Ahora vienen las dos partes con más carga dramática del episodio, y lo mejor para mí. Empezamos con Hawk & Dove, o mejor dicho, Hank y Dawn. La pareja regresa a Wyoming, trata de salir adelante y dejar atrás el pasado, pero todo el drama que pretendían apartar les persigue y no parece que vaya a irse fácilmente. Terminan separándose también, y son los que más pena me dan de todo Titans, con diferencia. Son dos personajes muy bien construidos, que han pasado por mucho, que nos han dejado momentos brillantes y de los mejores en al apartado dramático de la ficción, y verles seguir sufriendo me duele especialmente. ¿Cuándo tendrán suficiente los guionistas y dejarán de hacerles padecer? Con sus propios demonios, los tortolitos se alejan el uno del otro, hacia sus propias espirales autodestructivas.

Ay Dick, otro que tal. El título del episodio se refiere directamente a él, está claro. Busca expiar sus pecados para encontrar la forma de purificar su alma… pero el momento elegido para hacerlo ya es demasiado tardío. También decide marcharse de San Francisco y buscar a la madre de Jericho, para pedirle perdón por lo sucedido con su hijo, pero ella no quiere saber absolutamente nada de él, y encima tiene a Slade allí para advertirle de que se aleje de los Titanes, que no los vuelva a unir, o los masacrará uno a uno hasta que no quede nadie. Con un par de escenas y conversaciones, Esai Morales tiene suficiente para dejarnos una actuación brillante, nuevamente, con su Deathstroke. Lo que impone, teniendo en cuenta que estaba todavía lesionado y que le costaba moverse, no es ni medio normal. Sabemos, tanto Dick como los espectadores, que podría haber acabado con su vida ahí mismo, y eso es muy difícil de transmitir en pantalla, la peligrosidad de este personaje está súper conseguida y es una de las notas más positivas de la temporada. Ante la perspectiva de que no va a encontrar lo que estaba buscando, Dick decide poner tierra de por medio y marcharse lejos de allí… hasta que cambia de opinión. Lo cierto es que la última escena me ha descolocado bastante, y no sé qué pensar al respecto. Veremos por dónde nos salen.

Sin saber qué ha sido de Rachel, Donna, Rose y Jason, nos vamos hasta la semana que viene, esperando que sea la última semana de descubrimiento interior del equipo, y podamos avanzar hacia momentos más interesantes de cara a los últimos episodios. Pero lo que decía arriba, mucho tiene que cambiar esto para que mi valoración de la temporada sea superior a la de la primera entrega. Les queda un mes, en su mano está hacerme cambiar de parecer.