Review The Mandalorian: Chapter Eighteen - The Mines of Mandalore

Review The Mandalorian: Chapter Eighteen – The Mines of Mandalore

Hay muchas series que tienen la capacidad de estirar el chicle hasta unos límites insospechados. Por traerlo a la que nos atañe: otras, en el caso de The Mandalorian, con el objetivo marcado que se nos contó la semana pasada, el de ir a Mandalore por parte de Din Djarin, habrían hecho, igual no toda una temporada, pero puede que buena parte de la misma su razón de ser. Aquí, en lugar de tener seis semanas de nuestros protagonistas dando vueltas por el cosmos, y ya de cara al final, llegar al planeta en cuestión para que Mando haga lo que quiere hacer, ya lo hemos visto en este segundo episodio, lo que implica que aún queda mucho por ver en The Mandalorian, y tengo muchas ganas.

Como decía, Din Djarin no está para dar muchos rodeos, y si no era con el modelo IG que conocimos en años anteriores, iba a ir al planeta mandaloriano de una forma u otra, mediante otro droide. Se lo entrega en Mos Eisley Peli Motto, con la que nos volvemos a encontrar, y que le encasqueta un modelo R5, que ha visto días mejores, todo sea dicho. Esta vuelta a Tatooine se queda en breve, y lo he agradecido porque, en cuanto a citado a Boba Fett, he tenido flashbacks de hace un año, cuando comenté su… no sé si llamarlo temporada, porque se suponía que era una serie sobre este personaje, y nos colaron los eventos de The Mandalorian para que la gente comenzara a tomársela en serio, y para que fuera algo digno de ver, y no una pérdida de tiempo total y absoluta. Moraleja: no queremos ver a Boba Fett de nuevo, o, si no hay más remedio, que sea lo mínimo imprescindible.

Pero el grueso del episodio lo pasamos en Mandalore, que, como podíamos prever, no era tan irrespirable como muchos afirmaban. Tras un accidentado reconocimiento inicial, Mando y Grogu comprueban que la superficie no es perjudicial, y se adentran en las ruinas de lo que antaño fue una gran civilización. Si queréis saber más, os remito a Clone Wars y Rebels, donde visitamos el lugar en repetidas ocasiones, y se nos cuenta mucho más de su historia y sus gentes.

De hecho, en estas series animadas conocimos al personaje de Bo-Katan, como a otros que han pasado por The Mandalorian. La mandaloriana a la que interpreta Katee Sackhoff la hemos vuelto a ver hoy, ya que ha tenido que acudir al rescate de Din, al encontrarse con problemas mientras investigaba las ruinas en busca de las Aguas Vivas de Mandalore.  Ella misma nos ofrecido alguna pincelada de su trasfondo y del planeta, lo justo para poner en situación a los que no han visto otros productos de Star Wars, y para que los que sí lo hemos hecho rememoremos algunos de esos arcos tan magníficos que nos brindaron las series animadas (¿he dicho ya que tardáis en verlas los que no lo hayáis hecho?).

Y se entera de que Mando está en problemas gracias a Grogu. El pequeñajo ya va demostrando que el tiempo con Luke entrenando como jedi le ha dado las herramientas para poder valerse por sí mismo en situaciones en las que no esté Din para salvar el día. Parece una tontería, pero me gusta que tengamos ya estas muestras de que va creciendo, y que no es simplemente un muñeco adorable que hace ruiditos y pone caras monas (que lo es, ojo). De hecho, la propia Peli ha comentado que le había parecido que había dicho su primera palabra. ¿Foreshadowing? ¿Le vamos a escuchar hablar pronto?

Después de reunirse con Din Djarin, Bo-Katan le continúa advirtiendo de que se deje de pamplinas sobre el credo y el misticismo del lugar, que no es para tanto la cosa. Pero él sigue empeñado en expiar sus pecados, y bañarse en las Aguas Vivas, que han resultado estar más llenas de vitalidad de lo esperado. Aunque, si nos paramos a observar lo visto hoy, realmente podíamos sospechar que el baño de Mando iba a traer alguna sorpresa, ¿no?

Desde el primer momento que llegan a la superficie, ya se topan con problemas, con esos alamitas que menciona Bo-Katan, que atacan a R5 y luego a nuestro héroe, después esa criatura que manejaba un droide arácnido, y que no tengo muy claro lo que pretendía hacer con Mando, y también alguna criatura suelta que quizá ha pasado inadvertida para algunos, como esa que intenta atacar a Grogu cuando vuelve hacia la nave para buscar a Bo-Katan. Es decir, pese al mensaje exterior de que Mandalore estaba muerto, que era inhabitable e irrespirable, la serie se ha empeñado durante todo el episodio en mostrarnos diferentes formas de vida, yo creo que para prepararnos, consciente o inconscientemente, depende del grado de atención de cada uno, a que el final nos lanzara un buen cliffhanger al respecto.

Y es que se menciona al mythosaurio, se hizo la semana pasada también, y aquí lo tenemos. Mando se baña en las Aguas (por cierto, eso de entrar ahí con todo el equipaje puesto no sé si es muy cómodo o práctico; pensad en cómo secarlo luego), y algo lo arrastra hasta las profundidades. Al sumergirse Bo-Katan, tenemos un plano en el que vemos parcialmente a esta criatura que todo hace apuntar que es el famoso mythosaurio, algo que ella no se esperaba ni mucho menos.

Por cierto, un último detalle. Vemos cómo Din sigue teniendo problemas para blandir el sable oscuro, mientras que la habilidad de Bo-Katan con esta arma es excelente. Para reclamarla, si no recuerdo mal, deben derrotar al portador en cuestión. Ahora que ella ha visto esto en Mandalore, ¿tendremos duelo por la supremacía del planeta? ¿Reclamará el sable para intentar reunir de nuevo a los suyos y repoblar parte del lugar? Aunque bueno, ya nos contó que su experiencia de intentando liderar no había salido del todo bien.

¿Qué implicaciones va a tener lo que han visto los personajes para la serie? ¿Qué camino seguirá ahora Mando que ya ha logrado lo que buscaba? ¿Qué hará Bo-Katan a continuación? Muchas preguntas de las que espero respuesta en la siguiente emisión de The Mandalorian, y que comentaremos en la próxima review.