El parón sienta mejor cuando tenemos un capítulo tan bueno como el que nos brindó la serie la semana pasada. En siete días tendremos una nueva ración de Legacies, ya encarando la recta final de una entrega que ha superado a su predecesora, que decepcionó a la mayoría de seguidores, y que la ha vuelto a elevar a su nivel previo, haciéndolo además con nuevas fórmulas que está explotando muy bien. Todo eso aderezado con las dosis de nostalgia justas para aquellos que, como un servidor, hemos estado durante años viendo y analizando la franquicia; para muestra, el 4×15. Vamos con ello.

Hay varios focos, como suele ser habitual, así que haremos como siempre, y nos centraremos en ellos por separado.

Empezaré con Kaleb y Cleo, porque creo que han sido las partes más ligeras del episodio. Ambos han viajado hasta Atlanta para intentar encontrar una forma de ayudar a la joven a reencontrarse con sus poderes, tras Aurora haberla dañado semanas atrás. Ahora Cleo es una vidente, o una figura semejante, cuya visión ha manifestado un final bastante apocalíptico para Mystic Falls y la Escuela Salvatore.

Ya lo comentaba la semana pasada con respecto a las predicciones realizadas por el simulador de Vardemus, acerca de que habría bajas, que era un rumbo interesante por ver si eran capaces de cargarse a protagonistas o no. Además, lo de las visiones del futuro es algo recurrente en esta serie, ya que la propia esfinge nos ha facilitado acertijos referentes a acontecimientos venideros que han acabado materializándose, por lo que el hecho de que Cleo ahora pueda ver lo que llegará no me molesta. Lo que sí me ha llamado la atención es la falta de concreción, es decir, ella se lo comenta a Kaleb, que se va a ir todo al traste, pero no repara en personas concretas, ni tampoco tenemos vistazos a escenas que nos lo describan (otras veces las hemos tenido, y en otras series se utilizan también). Por tanto, yo no me la jugaría a que eso sea el futuro escrito en piedra, sino que es un resultado posible en base a los acontecimientos que están desarrollándose ahora mismo; en función de lo que hagan los personajes, puede que lleguen a lo que ve Cleo o no, o al menos esa es mi apuesta a día de hoy.

Respecto a Alaric, ¿cuántos pensabais al verle sacar la botella de whiskey que hablaba de Damon al referirse a un viejo amigo? Hubiera sido genial volver a ver a Ian Somerhalder como el mayor de los Salvatore, pero el episodio ya tenía demasiada carga nostálgica como para que quemaran la baza de usar al personaje más carismático de The Vampire Diaries también aquí. En lugar de eso, hemos tenido un cara a cara con la versión del personaje que conocimos en su primera entrega, hace ya trece años, que, tengo que decir, que me ha chocado mucho cómo han mostrado a Matt Davis, con un retoque facial un tanto extraño y que se notaba el demasiado el cartón. Al margen de cuestiones estéticas, le sirve como catarsis y para intentar dejar atrás su faceta más oscura, algo que también vemos que arrastra el personaje desde que volviera del limbo, a partir de la promesa que le hizo a Landon de que intentaría hacer las cosas mejor. Llamadme malpensado, pero no sé si verlo como otra etapa más en el desarrollo de un personaje ya de sobra establecido, o es su parte previa a su final definitivo, y que termine siendo una víctima en la inminente guerra contra los dioses.

Precisamente otra de las partes del capítulo concluye con Lizzie volviendo a la Escuela junto a Jen, arrepentida por haber sido partícipe de lo que vemos como cierre del 4×15, Ben abriendo el sarcófago que, suponemos, contiene a su padre. Por mucho que quisiéramos que las cosas fueran medianamente bien, esto tenía que estallar en algún momento, y todos teníamos claro que esto iba a pasar, y nos deja un escenario bastante alarmante para nuestros protagonistas, que se las verán con Zeus, nada más ni nada menos. Recordemos que Lizzie y Aurora han realizado un pacto que las vincula y que están atadas la una a la otra, lo que puede poner en riesgo posibles alianzas con el grupo de la Escuela, y supongo que por ahí tirará la trama de la joven, en buscar formas de deshacerlo o cómo salir airosa de ello.

Aunque esta sea la segunda serie derivada de The Vampire Diaries, o, mejor dicho, la tercera que se desarrolla en el universo establecido por la de Nina Dobrev y compañía, no deja de derivar a su vez de The Originals, y teniendo a Hope Mikaelson como protagonista, las conexiones familiares son absolutamente necesarias y más lógicas que recurrir a elementos de TVD. Esto es algo que he reiterado durante todos estos años en mis reviews, que Legacies ha sabido alimentarse muy bien de toda la mitología desarrollada durante todos estos años en las ficciones de The CW, y creo que ha sabido usarla en la justa medida, de forma que no se sienta como una temporada más de sus series predecesoras y sí como un ente propio, que transita ese universo, y no resulta un producto encubierto con otro nombre, como lo que van a hacer en AMC con The Walking Dead.

Durante estos años, a Legacies se le han dado muchos palos por parte del fandom, bien por unas razones o por otras, más o menos acertadas, y con las que a veces estoy de acuerdo (véase la relación Hope-Landon), pero creo que una que está totalmente equivocada es la corriente que insiste constantemente en que aparezcan personajes de The Originals, o que vuelvan Klaus o Elijah de alguna forma, y cosas por el estilo. No tiene ningún sentido, por mucho que quisiéramos a esos personajes en su día, que aparezcan aquí. Esta franquicia no es ajena a las resurrecciones, visiones, o apariciones varias, pero que esos personajes regresaran me parecería fan service del malo, a menos que estuviera plenamente justificado, y me cuesta pensar un escenario en el que así lo fuera. Klaus y Elijah tienen un desarrollo extensísimo, que parte desde la segunda entrega de The Vampire Diaries hasta su conclusión en The Originals. También hubo mucha gente que criticó duramente el final de la serie, pero yo creo que es coherente con lo visto durante todos esos años de ambos personajes, y sigo defendiéndolo a día de hoy. Además, este decimoquinto episodio ha tenido el homenaje a sus figuras mediante la aparición de todos esos personajes que citó Elijah para tranquilizar a su hermano, que cuidarían de Hope en caso de que le pasara algo:

Klaus: “What about Hope?”

Elijah: “Well, she’ll have Marcel and Rebekah and Freya. I even looked Kol in the eye and I told him if he doesn’t look after her, I’ll come back and haunt him”

Volver a ver a todos estos personajes en un momento tan crucial para Hope ha sido lo más acertado. La vuelta de la humanidad de Hope merecía una intervención familiar, que han contribuido a ese empujón final que necesitaba el personaje para afrontar su transición, y todas las escenas en Nueva Orleans son fantásticas, cargadas de recuerdos y referencias y han sido lo más destacado de este episodio. Si la serie hubiera abusado durante estas cuatro temporadas de cameos, todas estas escenas no habrían tenido tanto peso como lo han tenido ahora, ni habría sido tan especial tenerlos a todos de vuelta para ayudar a Hope a volver a su mejor versión.

Lo único que me escama es lo que vemos de ella al final, con su alter ego sin humanidad todavía coleando, y me explico. Me gusta que esa parte nunca termine de irse, ya que creo que todos estos personajes no pueden dejar atrás esas facetas suyas, es decir, sus demonios internos, pero no me gustaría que la serie abusara del recurso de tener por duplicado a Danielle Rose Russell a partir de ahora en todos los episodios; yo opto porque ella sea consciente de que eso está ahí, y no va a marcharse así como así, pero que los espectadores no lo veamos siempre que tengamos a Hope en pantalla. Veremos por qué optan desde la sala de guionistas.

La próxima semana tendremos nuevo episodio de Legacies, y ya nos adentraremos en la fase final de una cuarta, que no sabemos a día de hoy si será la última o no. Está pendiente de ser renovada por The CW, así que solo nos queda esperar novedades al respecto. Nos vemos en la próxima review.