Shining Vale: cuando una crisis familiar asusta más que los fantasmas

Shining Vale: cuando una crisis familiar asusta más que los fantasmas

En los últimos tiempos, es cada vez más patente una transformación en el género de las comedias, integrando elementos dramáticos que la convierten en aquello que llamaríamos “dramedia”, algo a caballo de las dos grandes categorías de ficción, y en el que podemos clasificar producciones como aquellas que desarrolló Showtime en la década anterior. Es por eso que una de las razones por las que me ha gustado la nueva comedia de Starz, Shining Vale, es porque no es nada de eso: es una comedia para pasar el rato, sin gags ni risas enlatadas, pero esencialmente, humorística.

NOTA: el artículo trata sobre la entrega inicial de Shining Vale, a la que hemos podido acceder gracias a Starzplay España. NO contiene spoilers.

Courteney Cox y Greg Kinnear son los protagonistas de esta ficción, en la que dan vida al matrimonio Phelps, Pat y Terry, que junto a sus dos hijos se mudan a un pueblo de Connecticut llamado Shining Vale, tras haber tenido ella un affaire con un manitas que contrataron para arreglar una avería en la casa. Esa crisis los lleva a trasladar su residencia, para alejarse de todo e intentar empezar de nuevo en un ambiente más tranquilo.

No obstante, al margen de ese bache en la relación, Pat atraviesa su propio drama: es una escritora que lleva casi veinte años sin completar una nueva obra. Se la conoce por una novela erótica, que fue un éxito, pero no ha vuelto a escribir nada más. Al margen de buscar reiniciar su matrimonio, Pat pretende encontrar su musa de nuevo, que la ayude a lanzar un nuevo best seller… y la encuentra, aunque no de la manera que ella espera.

Shining Vale es una parodia del género de terror, que hemos podido ver en muchas series o películas, de la típica casa encantada en la que los nuevos inquilinos se instalan y comienzan a pasar cosas raras. La dinámica de la familia Phelps es tan peculiar y extraña que, aún siendo conscientes de que hay algo en ese sitio que no encaja, están tan absortos en sus propias movidas que ni prestan atención a que los espíritus habitan el lugar, y pueden acabar convirtiéndose en la nueva distracción de estos fantasmas.

Fuente: Starzplay España.

Por si no sois aficionados al terror, os tengo que decir que aquí el elemento predominante es la sátira y la comedia; no hay sustos ni momentos de acabar aterrorizados, sino que los reducen al absurdo y hasta puedes ver venir las clásicas escenas donde, en otras producciones, incluirían el típico momento tenso con el consiguiente golpe de pánico. Para que nos entendamos, si habéis visto la franquicia Scary Movie, lo que hace Shining Vale se asemeja a ese estilo, sin llegar a lo absurdas que son estas películas, o sin ese factor gamberro y soez del que están impregnadas.

Y que conste que el hecho de ser una ficción eminentemente cómica no le resta puntos para mí. Como decía, es hasta refrescante el hecho de ponerse delante de la pantalla y reírse ante las vivencias de los Phelps, y cómo vas viendo que la situación va de mal en peor, y todos siguen con su huida hacia delante. Si alguno buscáis un producto de miedo, cambiad de serie. Además, tampoco se hace pesada ni complicada de seguir. Todo está bastante claro desde el principio, y puedes intuir qué va a suceder a continuación, sin que eso le reste un ápice de interés, porque, repito, la espiral autodestructiva de todos ellos es tan atrayente que es el principal activo de esta producción.

Tendremos doble episodio de estreno este domingo en Starzplay España, y cada semana se lanzará uno nuevo, hasta su conclusión con el octavo, durando todos aproximadamente media hora. Las sensaciones son bastante positivas, porque reconozco que no era una serie que esperara con demasiadas ansias, y lo cierto es que me ha sorprendido y su evolución durante la entrega me ha gustado. Sin llegar a ser quizá la mejor comedia de la temporada, creo que cumple una función de entretenimiento básica, la de sentarse delante de tu televisor y pasar un rato divertido, sin más.; y eso, hay veces que se agradece más que otras premisas más ambiciosas o con miras más altas.