Review Arrow: Training Day

Review Arrow: Training Day

Ya con el anuncio de que Arrow concluirá con su próxima temporada, es más que evidente que esta séptima ha sido una entrega de transición hacia lo que nos deparará el final. Ya podíamos intuir algo, con el final del año pasado, que llevó a Oliver a Slabside, porque siendo un justiciero cuya identidad ha sido revelada, y entregándose a las autoridades, su futuro, si salía alguna vez de prisión, era bastante complicado; principalmente porque sus actividades como agente al margen de la ley estarían ahora más que nunca controladas, y el riesgo de ingresar de nuevo en la cárcel era real. Así que las consecuencias de este decimoquinto capítulo estaban claras. Vamos a ello.

Y digo que era claro lo que iba a suceder, porque todos conocemos cómo se las gasta el Team Arrow, y los medios que disponen a su alcance no es que sean muy legales que digamos. En sí, la idea de los justicieros está al margen de la ley, por lo que todos los hábitos que tenían en su día a día protegiendo Star City, chocan de lleno con la realidad del cuerpo de policía de la ciudad, y me gusta cómo lo han mostrado y ha quedado evidenciado que la eficiencia de los cuerpos y fuerzas de seguridad no es la misma que la del equipo de Oliver, operando con todo su poderío. Ahora bien, Diggle creo que ha sido el que, una vez más, ha actuado como la voz de la razón, y ha puesto algo de cordura a la idea que tenían Felicity y nuestro protagonista sobre volver a actuar en las sombras, y solventar el problema antes del nacimiento de Mia. Por cierto, hemos asistido al momento en el que John se entera del embarazo del Olicity, y ellos comentan que es muy pronto para decírselo al resto. Sabiendo que en el futuro no lo sabe nadie más, podemos esperar algo lo suficientemente importante en la recta final de temporada como para que la feliz pareja se lo oculte a sus amigos para siempre.

Entre dos aguas tenemos a Dinah, que ya nos ha confirmado lo que era evidente: la herida que le produjo Stanley en el 7×13 le ha dañado las cuerdas vocales y le ha dejado sin sus poderes. Ya no es Black Canary al completo, y encima tiene que lidiar con que sus compañeros se integren dentro del cuerpo que ella dirige, por lo que la situación es bastante complicada para ella. Dentro de las incorporaciones que tuvieron lugar tras la penosa cuarta temporada, Dinah puede que haya sido la mejor, y dedicarle algunos minutos a su figura en el episodio de hoy me ha gustado. Eso sí: la verdadera Black Canary, para mí, siempre será Sara Lance. Su hermana no hizo mal papel, pero la que vimos en la segunda temporada de Arrow es la que tengo en mente cada vez que se nombra a esa justiciera.

Para cumplir el deseo de Dinah de que todos se integren y la idea de unir al SCPD con el Team Arrow funcione, y también siguiendo el consejo de John, Oliver y compañía se las ingenian para detener el enemigo del episodio de forma acorde a la legalidad, y así ganarse el respeto de la alcaldesa, que se ve forzada a admitirles en el cuerpo como una fuerza que opera sí, dentro de la legalidad, pero a su manera, como una especie de “black ops” como dice René, y la verdad es que la salida que le han dado me gusta y me convence; verles de uniforme me ha parecido absolutamente ridículo y castrante, y entiendo el enfado de Oliver durante el episodio. Encima que hemos recuperado la Arrowcave, qué mejor que darle el uso que toca y volver a los orígenes. Partiendo de la base de que el invento de hacerles agentes de la ley era una solución un poco rara, me convence la forma elegida para salir del paso y que puedan actuar a sus anchas, amparados en la ley. Aceptaremos pulpo.

Hemos visto a Laurel, investigando la supuesta muerte de Ricardo Díaz. Hay un mantra, o una creencia muy extendida por todos aquellos que vemos series, que viene a decir que si no se nos confirma visualmente que un personaje ha muerto, es que no ha muerto. En este caso, quiero (y deseo) pensar que Díaz murió la semana pasada, aunque no nos lo confirmen en pantalla, más allá de verlo arder al final del capítulo anterior. Desde este blog, servidor va a dar por hecho que ha pasado a la historia, porque eso quiero creer. Laurel visita a Slabside para hablar con Turner, que le aporta una información bastante jugosa: Emiko es la que acabó con Díaz, que me cuadra bastante, viendo cómo concluyó el 7×14 y su conversación con Dante. A falta de confirmación, la fiscal tiene puesta su mirada en la hermanastra de Oliver, cuyas intenciones sin duda serán uno de los focos de atención en esta parte final de la temporada. Por cierto, que hemos visto a Connor Hawk de pequeño, que no es otro que el hijo de Turner, por lo que le auguro mal futuro a su padre, para que el chaval tenga que acabar al cuidado de John y Lyla.

Sobre el futuro, esta semana hemos visto a los hermanos Queen colaborar para obtener un reproductor de casetes y así escuchar a Felicity y su mensaje. Si alguien tenía dudas, no vamos a volver a ver a William en el presente, ya que el chico nuevamente nos confirma que lleva casi dos décadas sin hablar con ella; de nuevo, ¿qué demonios pasará para que se corte todo el contacto de esta forma? Escuchándola, ni ella los nombró en la misma frase durante todo ese tiempo… Contrasta esa imagen del futuro con la del presente, con los padres de la joven eligiendo el que sería su nombre, y con la intención de hacer de Star City una ciudad mejor que la que Oliver se crió. Me gusta mucho Mia, por cierto. Como a William, a mí también me ha recordado a su padre por momentos, y sí, le ha faltado soltar un “you have failed this city”, pero creo que todavía no hemos llegado a ese punto. Tal y como termina el episodio, la semana que viene pinta interesante toda esta trama. A ver con qué nos sorprenden.

Nuevamente, nos hemos encontrado con un episodio más de transición que de otra cosa, que sigue avanzando en la historia del presente pero a un ritmo muy pausado, y que en el futuro sigue dejando visos de que nos pueden ofrecer algo más interesante de lo que nos pueden mostrar en la actualidad. Nos vemos la semana que viene.