Sentimos las molestias: enfrentándose a la música
Hay una expresión anglosajona, de esas que te enseñan cuando estás estudiando el idioma ya a ciertas alturas, que sirven para enriquecer tu discurso, tanto oral como escrito, y que me viene al dedillo para encarar el texto que os dejaré a continuación, primero, por la profesión de los dos protagonistas; y segundo, porque, más o menos, viene a decir algo similar a lo que nos encontramos en la nueva temporada. Se trata de “face the music”, que titula el artículo, y que he traducido mal a propósito, ya que su significado literal es “aceptar el castigo o la responsabilidad por algo que uno ha hecho”. En nuestro idioma, vendría a ser como “afrontar las consecuencias” de sus actos, y los Rafas, o al menos a uno, sí se le aplicaría, y guarda relación en general con el sentido de la entrega, asumir lo que conlleva estar en el momento vital en el que se encuentran.
NOTA: el texto trata sobre mi opinión de la segunda temporada de Sentimos las Molestias, a la que hemos podido acceder gracias a Movistar Plus. NO contiene spoilers.
El año pasado debutó esta serie, con un muy buen resultado en cuanto a valoración personal se refiere, ya que volvió a dejar un listón alto en el destacado catálogo de la plataforma. Apadrinada por los creadores de otra gran producción como fue Vergüenza, Sentimos las Molestias nos presentaba a los Rafas, interpretados por Antonio Resines y Miguel Rellán, a los que la vejez no les estaba sentando precisamente bien (¿hay alguien al que sí?). Si lo visto el año pasado me pareció que se escoraba hacia una vertiente más humorística, dentro de que había cuestiones o situaciones puntuales algo más serias, lo que veremos a partir de mañana en Movistar Plus me ha dejado un poso bastante más reflexivo.
De ahí mi decisión de nombrar este artículo con esa expresión anglosajona, dado que los Rafas tienen la “misión”, por así decirlo, de hacer las paces con el hecho de que ya no son jóvenes, y acabar de comprender que es la etapa que les toca vivir, y qué van a hacer al respecto para poder disfrutar el tiempo del que dispongan de ahora en adelante.
Eso, cada uno de ellos, lo afronta de una manera, claro está. Son amigos, se llevan bien, pero tienen formas distintas de encarar el asunto. El de Miguel Rellán no es que atraviese su mejor momento que digamos, y va a tener que tomar ciertas decisiones al respecto, sobre temas que muchos podréis identificar, bien porque lo hayáis vivido en vuestras propias carnes, bien porque conozcáis a alguien que haya pasado por ello. Sobre el tema de la empatía, esta serie no anda carente, la verdad, y el viaje particular de este Rafa me ha gustado bastante.
El otro, el de Resines, busca reencontrarse ya en este punto de su vida, a pesar de que las circunstancias no sean las mejores, como consecuencia de las decisiones que ha ido tomando en el pasado, y que le han repercutido a nivel personal, hasta el punto de que la persona más cercana que tiene en la actualidad, es al tipo que vive con él, con todo lo que eso supone. A Müller le vamos a ver hacer introspección de lo que ha ido haciendo tiempo atrás, y quizá sea la parte de la temporada que más me ha convencido.
He notado más madurez en la serie, sin perder ese punto de humor característico que la hizo destacar en su entrega debut, y la evolución de ambos protagonistas me ha parecido lo más reseñable de su segundo año de emisión; además, tenemos viaje catártico del Imserso a Torremolinos incluido, con subtrama curiosa mediante, ahí lo dejo (que incluye una crítica social bastante interesante). Sentimos las molestias se consolida con su nueva temporada, y mañana tendréis sus seis episodios disponibles en Movistar Plus, y desde aquí os la recomiendo, porque ha conseguido igualar lo ofrecido en 2022, y aún ofreciendo un registro algo más “serio”, por así decirlo, no pierde la calidad que atesoró en su estreno.