Review Arrow: The Devil's Greatest Trick

Review Arrow: The Devil’s Greatest Trick

Llegamos a un nuevo parón con la sensación de que la serie sigue creciendo semana a semana, recuperando su mejor versión, aquella que nos sorprendió a todos en sus primeros años y que fue diluyéndose como un azucarillo con el paso del tiempo hasta el pasado curso, cuando cambió de rumbo hacia lo que es ahora, una serie que ha renacido de sus cenizas. No tengo problema en decirlo y estoy muy contento de que Arrow me vuelva a sorprender con sus tramas, algo que hacía tiempo que no pasaba.

Y digo sorprender porque yo no esperaba que hicieran lo que han hecho, que es quitar del tablero a Cayden James cuando estamos en el decimotercer episodio de la temporada, faltando todavía diez, si mis cuentas son correctas. Normalmente, cuando una serie con entregas tan extensas como las que podemos ver en network toma una decisión semejante quedando buena parte del curso por delante todavía, es porque aún tienen más cosas guardadas en la manga, lo cual hace presagiar buenos augurios para la recta final de esta sexta temporada, aunque voy a echar mucho de menos a Cayden James y a Michael Emerson.

Hoy le hemos conocido brevemente, mediante flashbacks con su hijo y cuando fue detenido por ARGUS, antes de que Felicity en la quinta temporada ayudara a su rescate. Hemos conocido a un hombre roto de dolor por la muerte de su primogénito, y que poco a poco le fue consumiendo en una locura que le ha llevado a amenazar a toda una ciudad, poner en jaque a Oliver y a los suyos, y estar a tan solo un clic de volar Star City, todo por su deseo de venganza hacia quien él pensaba que había matado a Owen, su hijo. En estos trece capítulos, hemos sido testigos de cómo hacía la vida imposible al Team Arrow, hasta el punto de que sus esfuerzos combinados con el resto de villanos que formaban su organización quebraron la unión del grupo hasta lo que vemos hoy, disgregados y tratando de hacer la guerra por su cuenta. Sin duda, aunque me duela decirle adiós, estamos ante uno de los villanos más destacados que ha pasado por Arrow, y no ha necesitado golpear a Oliver para hacerle daño, al contrario que todos los anteriores. Mi enhorabuena al equipo de la serie por darnos el privilegio de disfrutar de Michael Emerson durante esta etapa y haberlo aprovechado tan bien como lo han hecho.

Entrando ya en materia, nuevamente Star City está al borde de la destrucción (si por cada vez que la ciudad ha estado a punto de irse a pique nos dieran un euro seríamos ricos), con una cuenta atrás de tan solo cuatro horas para que James la vuele por los aires, algo que previenen momentáneamente Oliver y Diggle con la ayuda, aunque sea meramente presencial de Barry, que les lleva para interceptar al hacker (qué raro que no haya vomitado esta vez John) y mostrarle que Green Arrow no mató a su hijo, sino un asesino a sueldo contratado para matarle de esa forma y que así él fuera a por el justiciero de Star City. No obstante, como decía antes, a James se la suda todo ya, y solo cambia de objetivo: alguien dentro de su organización ha hecho eso, y mientras Oliver y John no le traigan a los miembros que quedan de la misma para poder dilucidar quién ha sido, la cuenta atrás sigue activa y la bomba detonaría.

Dije la semana pasada que se veía venir un duelo entre Black Siren y Black Canary, aunque ha sido bastante más breve de lo que me pensaba, ya que Oliver y el resto interviene justo a tiempo e impide que Dinah mate a Laurel. Aplaudo la decisión que han tomado con la agente de policía, porque desde que se enfundó el traje que la Laurel que conocimos dejó, no había tenido un mayor desarrollo y estaba casi como una comparsa. Dentro de la historia de Green Arrow en los cómics, el personaje de Black Canary siempre fue importante, y darle esa responsabilidad a alguien nuevo creo que merecía que su rol fuera mayor, aunque no esté en lo cierto en su actitud y en la forma en la que está afrontando la muerte de Vincent. Recuerdo leer cuando finalizó la quinta temporada, y por ende, los flashbacks de Oliver, que los responsables de la serie dijeron que eso les permitiría explorar más cosas. Imagino que una de ellas ha sido darle más bola al personaje de Dinah, así como la decisión de separar al Team Arrow y que con Curtis y René vayan por su cuenta. Todo esto hace que me reafirme en mi postura de que la serie ha vuelto a su nivel perdido, y nuevamente agradezco que los guionistas traten de hacer las cosas de otra forma.

Con Laurel capturada, poco tardan en neutralizar a Anatoly y Ricardo Díaz, que son llevados todos ante James para que averigüe quién mató a su hijo. Hablando de hijos, el de Oliver es culo de mal asiento y por poco provoca que él mismo acabe a dos metros bajo tierra, ya que va al lugar de encuentro para buscar a su padre, todavía con las secuelas de lo sucedido en Lian Yu el pasado año. Ya con todos reunidos, la cosa termina yéndose de madre cuando es Laurel la que da un paso al frente y confiesa, algo que nadie se traga, ni los espectadores ni el propio James, ya que simplemente lo que trata de hacer es detener que estalle la bomba, ofreciéndose ella misma como sacrificio si con eso previene que Cayden detone el artefacto. Aquí tenemos, o al menos yo así lo creo, el primer paso hacia la redención del personaje, algo que no me termina de gustar como he expresado en otras ocasiones, pero parece que nos vamos a tragar, sobre todo por la decisión final de Quentin llevándose a la doble de su hija al final del capítulo. Ya vimos un atisbo de duda en ella cuando mató a Vincent, y ahora con este paso al frente dejan claro que vamos hacia una Laurel redimida… si no interviene Dinah antes, porque posteriormente ha estado a punto de matarla. Precisamente su «confesión» propicia que todo se vaya al garete, dado que la frecuencia que ella emite junto con la del detonador parece alterar el collar que impedía el uso de sus poderes y noquea a James, provocando el caos y la huida de los otros dos villanos, sin que nada puedan hacer nuestros protagonistas. Oliver finalmente salva el día neutralizando a Cayden y se lo lleva detenido, algo que podría haber quedado ahí, pero desde la serie han decidido dar un paso más.

Las cuentas eran claras. Laurel no había sido y nos quedamos con dos candidatos, Anatoly y Díaz. En la escena final del episodio la cosa pega un giro muy importante, ya que no solo se nos confirma por parte del propio Díaz que él mató a Owen, sino que nos revela que tiene a medio consistorio en el bolsillo, al igual que a medio departamento de policía, y que su plan va más allá de volar la ciudad; pretende apoderarse de ella poco a poco y minando tanto al Team Arrow como a Oliver en su posición de alcalde de Star City. Prescinde de James matándole a sangre fría y nos deja con dos semanas de parón para que contemos los días hasta su regreso. Dentro de la organización, quizá había sido el que menos relevancia había tenido, ya que profundizamos en Vincent, a Laurel la conocíamos desde hacía más tiempo al igual que a Anatoly, y prescindieron de Boots rápido ya que no aportaba nada. Pero Díaz había tenido su episodio de presentación, involucrado en los problemas de John al comienzo de la temporada, y algo más en el regreso invernal de la serie, pero no era alguien que destacaba por su importancia en lo que llevábamos de temporada. Ahora le tenemos como el nuevo enemigo a batir, y tengo muchas ganas de verle más en acción. Dudo que supere en carisma a James, pero confío en que ofrezca un buen espectáculo.

Lo dicho, nos vemos en dos semanas, ya en marzo, con lo que espero que sean más episodios a este gran nivel, y con muchas ganas de ver qué depara el tramo final de temporada. ¡Adiós!