El final del camino para Frank Castle

El final del camino para Frank Castle

El final de la asociación Marvel-Netflix ha sido, cuanto menos, desalentador. Principalmente, porque la mejor serie que tenía la Casa de las Ideas (Daredevil) llegó a su final sabiendo que podría haber tenido un futuro todavía mejor, pero eso nunca lo sabremos. The Punisher tuvo una temporada debut sobresaliente, y tenía el reto de igualar lo visto en su primera entrega. Ya os lo adelanto, no lo consiguió. ¿Significa eso que haya sido una mala temporada? No, no ha sido mala temporada, pero tiene algunos detalles que no me terminaron de convencer.

La primera temporada recordaba a una serie de espionaje más que a una serie de Marvel y superhéroes, y es que, reconozcámoslo, Frank Castle no responde a los patrones clásicos de héroes en mallas que muchos tenemos en mente. Quizá de los Defensores que hemos visto durante estos años en el servicio streaming, los que más se acerquen a la definición tradicional sean Matt Murdock y Danny Rand, pero ambos (sobre todo el primero) presentan más tonos de grises que los que hemos visto en la gran pantalla, donde el blanco es el color predominante. Y esa es una de las mejores cosas que nos ha dejado la asociación Marvel-Netflix, que los cinco héroes que hemos conocido, nos gusten más o nos gusten menos, rompían el molde tradicional con sus historias, y nos acercaban a un mundo más ensombrecido pero igualmente atractivo para el espectador; más incluso que el que disfrutamos en el cine, diría yo. Con todo ello, The Punisher fue uno de los alicientes de la segunda entrega de Daredevil, y su primera entrega, como decía, fue sobresaliente, con esa fórmula de espías tan bien ejecutada.

Pero la segunda temporada adolece de uno de los defectos principales que han lastrado casi todas las entregas de Marvel-Netflix: su duración, tanto en lo referente al número de capítulos, como a la duración de los mismos. Trece episodios para contarnos lo que sucede en el regreso de Frank Castle son demasiados, y la mayoría se aproximan demasiado a la hora de duración, y al menos en la primera mitad de entrega se hacen tediosos, y excesivamente lentos, lo cual no ayuda. La trama se desarrolla pausadamente, y coge ritmo a mitad del camino, dirigiéndose a un final cerrado, algo que se agradece, para no quedarse en el enésimo proyecto con un cliffhanger del tamaño de una catedral como conclusión. Aun con su etapa final siendo entretenida y dejándonos momentos muy buenos, no consiguió que cambiara de opinión con respecto a lo que os he comentado antes. Tal vez, una entrega final más reducida y con menos minutos de pantalla (véase el ejemplo de la tercera de La Casa de Papel) hubiera dejado un mejor sabor de boca en los que la hemos visto, alcanzando (quizá) el nivel de la primera.

Tal vez sea porque ya sabía que su camino se había terminado cuando empecé a ver la segunda temporada, pero creo que tiene sentido que haya acabado aquí, ya que The Punisher siempre trató del enfrentamiento entre Frank y Billy, y que finalizara con su resolución es lógico. ¿Se le podría haber dado más temporadas con nuevos enemigos? Por supuesto, pero no sería lo mismo, no tendría esa sensación de ser el relato de una lucha visceral entre dos hermanos que están dispuestos a llegar a los límites del mundo para acabar el uno con el otro. La primera entrega pospuso ese momento, así que la cuestión a abordar en esta segunda era esa. Pero claro, no hay que olvidar que también entraban en juego otros agentes, como el caso de Dina Madani, que tuvo un papel fundamental en los episodios iniciales y vuelve a ser una parte importante del desenlace. Su evolución durante la temporada me gusta, pero me queda la sensación de que, muchas veces, se quedaba al margen para dar más minutos a la trama iniciada en la nueva entrega, que nunca llegó a entusiasmarme.

La relación entre Amy y Frank es uno de los principales puntos de la temporada, y el cómo llegan a conocerse desata la segunda trama de la entrega, que en todo momento me pareció de relleno. El objetivo de la misma, que Frank tuviera ese vestigio de humanidad entre tanta muerte, desolación y munición, me ha parecido un acierto, pero no siempre el fin justifica los medios. Quizá esta relación podría haberse construido mucho mejor sin meternos una historia con gente que creo que a la mayoría de espectadores nos daban igual, y que luego no tenía un impacto real sobre la trama principal, la de Billy y Frank. Albergaba la esperanza de que en algún punto convergieran, pero quizá hubiera sido peor aún que ver cómo se desarrollaban de forma paralela y Frank quedaba en el medio de ambas. Hemos tenido momentos muy buenos de nuestro protagonista en las dos, pero me queda la sensación de que desdoblarse le ha sentado peor que la entrega anterior, cuando solo tenía un objetivo en mente.

2019 ha supuesto el punto final de una relación que yo personalmente disfruté durante los años que ha durado, y The Punisher fue uno de los productos que más me sorprendió y valoré. Su conclusión, aunque descafeinada por momentos, me deja la sensación de que el círculo se ha cerrado, y creo que me conformo con eso; me hubiera sentado peor que nos hubieran dejado un final abierto. Si alguno de vosotros no ha visto todavía la temporada, os recomiendo que, pese a que no os encontraréis el gran nivel de la primera, no deja de tener momentos de gran nivel, y esa sensación de cierre compensa los más flojos de la segunda.