Shameless: Cómo pueden engañar las apariencias

Shameless

A poco más de una semana para su regreso, es hora de hablar de una serie que suele pasar desapercibida para muchas personas, ya que no cuenta con tanto poder mediático como algunas de sus compañeras de cadena (Homeland por ejemplo); hablo de la gran Shameless.

Si tuviéramos que responder a la pregunta ¿a qué tipo de género (comedia o drama) pertenece Shameless? , lo cierto es que nos veríamos en un aprieto, ya que no es puramente un drama o una comedia. Si que es cierto que cuando inicia su andadura en la primera temporada, es más sencillo decir a los que no la ven se trata de una comedia. Porque, cómo va a ser un drama cuando las situaciones que se van sucediendo son cuanto menos estrambóticas y alguna que otra surrealista; no puede ser que nos estén mostrando un producto dramático, si la mayor parte del episodio estamos partiéndonos de risa, viendo lo que hace un personaje o le sucede al otro. Aquí no hay duda, su primera temporada es fácilmente clasificable dentro de comedia, pese a tener ya algún que otro momento de drama, que comienza a sembrar la duda en nuestras mentes, pensando que para ser una comedia, tiene algún toque dramático bastante interesante.

¿Sobre la segunda temporada? Bueno, la respuesta continúa siendo sencilla: es una comedia, ya que la mayor parte del tiempo se siguen repitiendo las tramas gamberras, desenfadadas y divertidas que rozan el surrealismo y que hacen que los espectadores que la vemos nos riamos más que con una sitcom típica. Pero, esa duda que mencionaba anteriormente comienza a crecer en nosotros, como una sombra que se expande inexorablemente hacia nuestras mentes y dice: ojo, es una comedia, pero sorprendentemente, está girando hacia una tendencia más de serie dramática; esas situaciones no son para reírse precisamente, está madurando.

En esa palabra pienso que está la clave. Madurar. Haciendo una analogía con el desarrollo de una persona, podríamos decir que Shameless comienza siendo un adolescente rebelde, que está más pendiente de salir con sus amigos y desmadrarse, que de atender a sus deberes y tareas, si bien se muestran signos de esperanza al ver que si se centra, puede alcanzar cuotas de rendimiento sobresalientes. Poco a poco, ese adolescente deja de lado la adolescencia y pasa a sentar la cabeza, consciente de su potencial, y trata de aprovechar al máximo esas posibilidades, para terminar siendo un joven con unas aptitudes muy elevadas, sin perder ese espíritu juvenil que tenía. Esa mezcla es Shameless, ya que su punto de inflexión se sitúa en el paso de la segunda a la tercera temporada, cuando se da cuenta que no ha alcanzado todavía su máximo potencial, y que puede hacerlo si aprovecha al máximo sus posibilidades.

Shameless 2

La tercera temporada continúa conservando ese espíritu que la hace única, pero ya comienza a mostrar al espectador situaciones más típicas de una serie de drama que de una comedia al uso. Cuando estás viendo la tercera, ya notas ese grado de madurez que ha adquirido la serie, te das cuenta que la serie no es la misma que comenzaste a ver allá por la primera temporada, y realmente empiezas a verla con otros ojos, porque encima que ha dado ese paso hacia delante, hacia la madurez, lo ha hecho poco a poco, sin estridencias ni pasos forzados; y para colmo, lo que ofrece es un producto televisivo excelente.

Y ya por último, llegamos a la cuarta temporada. Aquí la cosa, si no estaba claro que la serie había cambiado, te lo deja claro pronto: las cosas han alcanzado un punto de no retorno. Shameless ha pasado a ser un drama con toques de comedia, porque algunas de las situaciones que se dan esta temporada, ponen los pelos de punta, porque hace que te estremezcas cuando te las muestran en pantalla, y las formas de mostrarlo son sensacionales. Algunos de estos episodios, no tienen nada que envidiar a muchas series que siempre han estado etiquetadas como dramas. Shameless, con su evolución paulatina a lo largo de sus cuatro temporadas, ha demostrado que haciendo las cosas bien, una serie que en principio podría catalogarse como comedia, puede jugar en las grandes ligas de los mejores dramas que actualmente muchos de nosotros seguimos, y todo ello sin perder ese toque especial que la hace única. La cuarta temporada termina ya de romper los esquemas mentales que teníamos hechos de ella, y nos muestra un crudo relato de lo que le sucede a los protagonistas. Es más, visualmente, también es palpable en los colores que rodean a lo que sucede con ellos. Si algunas temporadas habían transcurrido en el verano, donde todo es más agradable, con colores vivos y cálidos, esta cuarta temporada tiene lugar en pleno invierno, con tonos grises, fríos y que son el complemento perfecto a las situaciones que los protagonistas viven. Por todo ello, si tuviéramos que contestar a la pregunta que formulaba al comienzo de este post, ¿a qué tipo de género (comedia o drama) pertenece Shameless?, la respuesta sería diferente, ya que muchos contestaríamos es un drama con tintes de comedia. También está la opción C que no he mencionado, acudir a clasificarla a ese género que nadie acaba de confirmar y que creo que su creación se atañe necesaria para catalogar algunas series: la dramedia, un punto intermedio entre ambos extremos. Shameless podría pertenecer perfectamente a esta categoría, ya que tras su paso en las cuatro temporadas de vida que tiene, es imposible catalogarla de comedia, porque hace tiempo que no lo es, pero no es enteramente un drama, ya que conserva como ya he mencionado antes ese espíritu gamberro que la caracteriza.

La evolución de la serie es uno de los grandes puntos a favor para seguirla, porque no se queda encasillada en un punto que considera cómodo y que ofrece resultados; no se conforma y sigue creciendo, hasta alcanzar grandes momentos de un nivel excelente en cuanto a tramas y momentos dramáticos se refiere. Paradójicamente, la temporada más seria y dramática de la serie ha sido la que la crítica ha metido en los diferentes premios (Emmy o Globos de Oro) en la categoría de comedia, tal vez por el hecho de que la cadena responsable de la serie vea más opciones de premio aquí que en la categoría de drama con monstruos como House of Cards, Game of Thrones

Por todo esto y mucho más, Shameless es una de esas series que merece la pena comenzar a ver, porque te termina sorprendiendo, y acabas por querer a la familia Gallagher (o bueno, a la mayor parte de ellos), con sus virtudes, y con sus muchos errores y defectos.