Reviews Agents of SHIELD: Option Two

Reviews Agents of SHIELD: Option Two

Tras la resaca de sensaciones del peliculón Infinity War, volvemos al universo Marvel menos ambicioso con otro episodio de nuestra queridísima serie Agents of SHIELD. Menos ambicioso que la película, pero también magnífico. Option Two es otro capitulazo que mantiene el grandísimo nivel de la temporada que se está marcando Agents of SHIELD.

Si ésta fuera la última temporada, cosa que no podemos confirmar ni desmentir, la serie estaría cerrándose de forma redonda. No sólo porque la quinta temporada está siendo alucinante, sino también, sobre todo, por la cantidad de temáticas y tramas que nos retrotraen a los comienzos de la serie y nos dan la sensación de estar ante un plan maestro donde todo tiene sentido.

La subtrama de Daisy nos lleva a John Garrett, Deathlok y el Proyecto Centipede, todos conceptos de la primera temporada. Es más, el propio Gravitonium, el elemento clave de este arco argumental, se remonta a la primera temporada. De hecho, en el tercer episodio de la serie (The Asset) se alude a un villano de Marvel llamado Graviton cuando un tal Franklin Hall, nombre de Graviton en los cómics, intentó acabar con las reservas de Gravitonium, aunque conseguirlo implicase volar un edificio repleto de gente. Fue detenido por Coulson y fue absorbido por el Gravitonium, donde estaba junto a Ian Quinn. Ahora, supongo que sus conciencias están fusionadas con la de Talbot en el recién creado Graviton. De manera que Franklin Hall forma parte de Graviton … o quizás todo sea un guiño a los cómics, y sigamos llamando a Talbot «Destroyer of Worlds» que suena mucho más temible. Por cierto, el poder de Graviton en los cómics es el de manipular la gravedad, y creo que es interesante que seamos conscientes de los datos, aunque se trate de un mega easter egg.

Talbot se convierte en el «Destroyer of Worlds» y presumiblemente en el próximo villano, con quien nuestros personajes tendrán que lidiar en el último arco de la temporada… y quizás de la serie. Así que después de Hale, Ruby, la confederación, los kree y alienígenas de diversa condición, el súper villano no es otro que Talbot, un tipo casi patético que ha servido para los momentos más frescos de la serie y que de repente, en un giro de lo más inesperado, se convierte en un villano de altísima envergadura. Personalmente me encantan estas cosas tan inesperadas, sobre todo si se quedan en casa, creo que es mucho más brillante convertir en enemigo a un personaje común que sacarse a un enemigo de la manga. Así que estoy encantada con la nueva personalidad de Talbot.

Aunque lo más destacable es, sin duda, la transformación de Talbot, en el episodio han pasado muchísimas otras cosas dignas de mención. Además, independientemente de los hechos que aportan más o menos a la trama global. El episodio ha tenido una dirección fantástica y en algunos momentos me he sentido como si estuviera viendo una película de terror, no una cualquiera repleta de clichés sino una buena película de terror. Las luces, los personajes atrapados y separados entre sí, la amenaza que los supera y instante en el cual sólo puede salvarlos un milagro… y lo que los salva no es un milagro precisamente, pero a efectos de la trama es mucho mejor.

Sin el liderazgo de Phil el equipo está condenado al fracaso, tal como vemos claramente la primera escena del episodio cuando durante el planteamiento de la misión, los personajes estallan en mil discusiones, reproches, acusaciones e insultos entre personas que no han superado las malas decisiones de Daisy, el momento de locura de Fitz o la drástica decisión de Yo-Yo. El peso de las traiciones y la desconfianza va mermando un equipo que creíamos sólido. Pero está bien, que las cosas se compliquen está siempre bien.

Por lo demás, Melinda y Daisy conspiran para salvar la vida de Coulson. Yo-Yo y Mack no son capaces de arreglar su relación, porque él no acepta que su amada se cargase a Ruby y esto lleva a una conversación en la que May y Elena resuelven en dos lineas de diálogo el mismo dilema moral que planteó The Flash y en mi opinión con más acierto. Coulson conoce las recomendaciones de Future-Yo-Yo. Y parece que las cosas están cobrando sentido, al igual que parece que los personajes se dirigen de forma irremediable al destino que pretenden evitar.

Y como alivios cómicos tenemos momentos geniales: posiblemente el mejor sea el momento en el que Coulson pulsa Desastre Nuclear porque pensó que la opción de Invasión extraterrestre no estaría disponible. Ese <How was I supposed to know there was an “alien invasion” option?!> es brillante. La bronca que le echa May es casi tan genial como las palabras que Phil dedica a sus hombres diciéndoles que están encerrados: <Oh, and due to a technical malfunction, the Lighthouse thinks we’re under nuclear attack, so we may be trapped inside for fifteen years.>.

Por supuesto Deke y Fitz también protagonizando momentos muy divertidos, fundamentados en el egoísmo salvaje del nieto y el desapego hiriente del abuelo. De hecho, Fitz parece que se está tomando muy en serio alguna competición desconocida llamada “Peor abuelo del año” o algo así, porque le suelta unas perlas a Deke que son terribles. Usarlo como canario en una mina es triste, pero explicárselo es aún peor y pese a que Jemma intenta suavizarlo el pobre Deke escucha a Jemma preguntar si Deke se ha borrado de la existencia para saber si todo va bien.

Parece que la única referencia a Infinity War  es ese «Hey, you see all that stuff happening in New York?» que le suelta Candyman a Daisy.  Y está bien, no necesitamos más. El episodio ha sido brutal por si solo y tiene una trama tan poderosa que no necesita pedir prestada las tramas de la peli.

Esperemos que la semana que viene sigamos con el nivel de calidad de esta temporada. Y ojalá podamos anunciaros pronto la noticia de la renovación.