Review Game of Thrones: The Bells

Review Game of Thrones: The Bells

El penúltimo episodio de la serie y, hasta el momento, el más controvertido. Basta con echar un vistazo a las Redes Sociales para comprobar el ánimo los espectadores. Los fans acérrimos de Daenerys están decepcionados, los fans de Jaime están dolidos, los que apostaban por la lista de Arya están enfadados, los que odiaban a Cersei enfadadísimos y casi todos asisten incrédulos a un devenir de las cosas que nadie esperaba y a casi nadie ha satisfecho.

Algunas ideas de este episodio han sido para contentar a los fans y otras cosas parecen escritas sólo para cabrearlos. Lo cierto es que me lo he pasado bien viendo The Bells y aprecio esos detalles que hacen espectacular a una batalla masacre a la luz del día con buena iluminación, también celebro que los guionistas hayan querido escupir en las teorías de la gente… pero las cosas como son: el resultado no ha sido bueno, o al menos, podría haber sido muchísimo mejor.

Empezamos por lo más obvio: el descenso a los infiernos de Daenerys ha sido demasiado brusco.  Personalmente me parece perfecto que Daenerys caiga presa de la locura y complete la matanza que su padre dejó sin terminar. Es muy poético que Dany termine cometiendo los crímenes de su padre.  Pero me hubiese gustado que la idea se hubiera madurado durante más tiempo y querría haber visto un elemento desencadenante de mayor envergadura. Porque no me creo que se haya vuelto loca porque sí, no me creo que la muerte de Missandei sea la gota que colma el vaso para una mujer que ha perdido tanto y ha luchado tan duro para llegar hasta aquí. Recordad que perdió a Khal Drogo, el hombre al que amaba y perdió al hijo de ambos que crecía en su vientre; fue traicionada decenas de veces, fue utilizada, maltratada y resurgió de sus cenizas como una mujer renovada, capaz de empatizar con quienes sufrían y de pelear por y con ellos.

Creo que nadie hubiera esperado que a estas alturas el enemigo no fuera Cersei, ni el Rey de la Noche sino Daenerys Targaryen… nadie lo hubiera esperado, pero si analizamos el recorrido del personaje y sus antecedentes, si vemos hasta qué punto la han enloquecido tras su llegada poniente. Lo que ha pasado no sólo no es descabellado sino que es el desenlace lógico.

El giro no es imprevisible, simplemente no es coherente con el personaje y por eso ha tomado a muchos espectadores por sorpresa. Podría haber sido coherente si la temporada no tuviera este ritmo tan apresurado, si los pensamientos y creencias de Daenerys hubieran ido evolucionando de forma paulatina hasta llegar aquí, nos hubiera parecido mucho más comprensible dentro de la trayectoria que mantenía el personaje si los guionistas se hubiesen tomado su tiempo en madurar el dolor, la desesperación y la ira de Daenerys. Pero una cosa también es cierta: el giro violento y cruel en absoluto ha sido inesperado,  creo que la serie nunca ha ocultado que esto iba pasar, recordad las visiones en las que Dany veía el Trono de Hierro cubierto de cenizas, recordad las visiones en las que Bran veía un dragón sobrevolando Desembarco. Recordad todas las veces que nos han repetido lo temible que fue la locura del padre Daenerys; recordad cuando la temporada pasada Daenerys mató al padre y al hermano de Sam haciéndolos arder dentro de sus armaduras, como hizo el loco de su padre. Daenerys ya había matado gente al otro lado del mar, ya había cometido tropelías al otro lado del mar, Daenerys nunca ha sido una santa… pero al menos intentaba ser justa y sus víctimas eran esclavistas, soldados, monstruos, eran enemigos muy diferentes a niños y civiles inocentes que se escondían en una ciudad que ya se había rendido.

Daenerys quiere acabar con un reinado tirano, quiere acabar con una reina cruel, quizás creyó que estaba librando el pueblo. Pero llegado un punto, cuando ya nota que ha ganado la batalla, toma la decisión de destruir la ciudad y lo hace conscientemente. Daenerys lleva dejando víctimas a su paso desde que empezó su ascenso al poder, pero jamás  fue tan drástica, nunca fue tan cruel, o quizás simplemente nunca nos posiciona amos al lado de sus víctimas… y si en este episodio no hubiéramos visto el punto de vista de Arya, quizás muchos pensarían que Dany ha hecho lo correcto. Si sumamos a su arrogancia, el dolor por la tradición de Jon,  por la muerte de Missandei, por la desazón de sentirse poco querida en Westeros… quizás podamos entenderla … o quizás no…

Hace tres años, en The Battle of the Bastards,  Tyrion le cuenta a Dany la razón por la que murió su padre: Aerys pretendía quemar la ciudad y a todos su habitantes y Jaime Lannister lo mató para evitar tal masacre. En esa conversación, Daenerys dijo unas lineas preciosas: Our fathers were evil men, all of us here. They left the world worse than they found it. We’re not going to do that , we’re going to leave the world better than we found it. 

Sea como sea, Daenerys quemó la ciudad que su padre no pudo ver arder, ahí ha cumplido los designios de su herencia de sangre. A su padre lo mató Jaime para salvar a la ciudad, esta vez a Jaime le daba igual que la ciudad ardiera. Porque si los guionistas no han respetado la coherencia en el caso de Daenerys, menos aún en el caso de Jaime Lannister.

Jaime mató al padre de Daenerys para evitar que el rey loco quemase la ciudad, se convirtió en el Matarreyes por salvar Desembarco del Rey, pero en esta ocasión prefiere centrarse en salvar a Cersei. Tenemos a un tipo que ama a su hermana, hasta el punto que hace cualquier cosa que ella le pida y si ella le pide comportarse como un monstruo él obedece; al cabo de los años, Jaime va creciendo y aprendiendo y en su camino vital se topa con Brienne de Tarth, una mujer admirable de quien se termina enamorando. Igual que el amor a Cersei lo inspiró hacia el mal, el amor a Brienne lo inspira a ser la mejor versión de si mismo. Cambia y se transforma en otro hombre. Todo tiene sentido y Jaime es uno de los personajes con más interesante evolución. Hasta que cambia de nuevo, abandona a Brienne, se mete en lineas enemigas sin siquiera un disfraz y termina muriendo como un tonto.

Cersei mandó matarlo, él se enamoró de Brienne y el vínculo entre los mellizos estaba roto, pero algo se despertó en su alma cuando supo que Cersei perdería la guerra y marcha hacia la capital sabiendo que va a morir allí.  Acepto ciertas incoherencias porque los seres humanos somos incoherentes, pero la ficción no debería serlo y cuando se construye un personaje, todo debe tener una motivación, un porqué, un sentido. No tiene lógica construir un arco narrativo de redención perfectamente sólido para tirarlo por tierra porque queda bonito despedirse de los dos personajes muriendo juntos y abrazados aplastados por las ruinas de la ciudad que debían proteger.

Ahora bien, aunque no tenga coherencia argumental, ha sido muy bonito y muy triste verlos morir así.  No hay sangre Lannister derramada, después de todos estos años, Cersei no ha muerto asesinada, sino que muere en los brazos del hombre al que ama mientras el mundo que conoce se viene abajo. Es precioso y creo que es un final magnífico para los dos personajes, si no fuera porque sus caminos se separaron hace mucho tiempo.

Otra que no tiene claros sus caminos es Arya. Recorre un montón de kilómetros decidida a matar a Cersei, logra colarse entre los soldados, se mete en la ciudad, traspasa los muros, penetra en la fortaleza y cuando su amigo (a quien antaño también quiso matar) le dice que se marche, pues… ella se marcha por donde ha venido. Coherencia cero, como todo en este episodio, que llevado por las prisas y por querer mostrarnos buenos momentos ha sacrificado la coherencia interna de personajes que han tardado años en construir.

Queda genial en pantalla la destrucción de Desembarco y el giro malvado de Daenerys es necesario para que Jon tenga más fácil asumir el poder; también ha sido magnífica la muerte de Cersei y Jaime, que tiene tanta belleza como falta de lógica y por supuesto, lo mejor del episodio ha sido ver a Arya vagando por la ciudad en llamas, mirando a la cara al pueblo, al reino, a los que siempre pierden en las peleas de los poderosos. Ha sido lo mejor del episodio, pero no tenía el menor sentido que Arya estuviera allí.

Con sentido o sin él, Arya se corona como la auténtica heroína de la serie, no sólo acabó con el Rey de la Noche, sino que tiene la valentía de enfrentarse a los fuertes y de colocarse junto a los débiles. Sus escenas entre la multitud aterrada han sido preciosas. Especialmente la parte en la que se intercala con la pelea de los hermanos Clegane.

Los hermanos han tenido su esperadísimo enfrentamiento y han terminado lanzándose al fuego los dos. La pelea ha estado bastante bien, pese a que asistíamos al duelo sabiendo que ninguno de los dos sobreviviría. Hemos tenido un sobrecogedor recuerdo de la muerte de Oberyn Martell y un devastador final para alguien que teme el fuego, pero que acepta lanzarse a las llamas antes que permitir que su hermano monstruoso siga vivo.

La estupefacción de Tyrion es la tercera mejor cosa del episodio, después de las escenas de Arya y la Cleganebowl. Es él quien condena a Varys, para un rato después comprobar que el maestro de los susurros tenía razón.  No recuerdo la última vez que Tyrion actuó de forma inteligente, parece que el personaje se ha vuelto idiota en cuanto los guionistas dejaron de tener la base de los libros y tuvieron que inventarse el argumento relativo al personaje. No tiene ningún sentido que Tyrion le cuente a Varys el secreto de Jon y luego se arrepienta… para qué se lo contó si no quería conspirar, para qué se lo contó si no pensó en que Varys lo usaría. Tyrion sabía (o debería haber sabido) que Varys usaría esa información; Tyrion sabía (o debería haber sabido) las consecuencias de revelar tal secreto. No tiene sentido que delate a Varys cuando ha sido él quien le ha dado las herramientas para actuar contra Daenerys.

Y para terminar un último recordatorio para Euron Greyjoy, el hombre que mató a Jaime Lannister.