Review Game of Thrones: A Knight of the Seven Kingdoms

Review Game of Thrones: A Knight of the Seven Kingdoms

Si el primer episodio nos dejó con la sensación de estar perdiendo el tiempo con tanto posicionamiento de fichas en el tablero, en este perdemos el tiempo colocando las piezas en posiciones más curiosas e interesantes. Hemos asistido a reuniones que se anhelaban desde hace tiempo y a otras que jamás se nos hubieran ocurrido. Estamos ante el episodio de la reconciliación entre los vivos cuando se enfrentan a la muerte  y creo que ha sido precioso.

Quizás es algo inadecuado dedicar dos episodios a posicionar personajes en una temporada que sólo tendrá seis. Es una temporada muy corta y debería ser muy intensa. Por el momento le falta intensidad, emoción, acción.

Hemos visto ya la tercera parte de la última temporada de Game of Thrones y no hemos visto ni pizca de movimiento. Creo que tras dos años de planificación podrían habernos dado algo más de energía en este primer tercio. Lo cierto es que tras ver estos dos episodios creo que incluso podrían haber hecho una temporada más larga, pues no creo que el presupuesto se les haya ido de las manos cuando sólo han usado los decorados de Winterfell.

Manifestada en un párrafo la queja  de que se nos agota el tiempo y aquí  no vemos ni dragones, ni muertos, ni espadas chocar… el episodio me ha encantado.

Me ha parecido sensacional que ahondemos en la humanidad de los personajes un par de semanas antes de que mueran, porque casi todos, van a morir.

Creo que los guionistas han usado este episodio para recordarnos porque amamos a sus personajes, para hacernos ver los aspectos más positivos de cada uno de ellos: el Perro que luchó por Arya una vez y que ahora lucha por los demás en lugar de hacerlo para si mismo; Samwell que ha crecido como un hombre valiente y que ansía eliminar más white walkers para proteger así a su mujer y su hijo; Davos ayuda a una niña con  la misma enfermedad que aquejó a Shireen Baratheon, la pequeña a la que quiso como una hija y a quien no pudo salvar;  Jorah recibe de Samwell la espada de su familia Tarly, como símbolo de amor fraternal y unión entre casas, pues Jeor Mormont fue tan padre para Sam como para Jorah; hasta Gilly, Pod (el escudero de Brienne) o Beric Dondarrion han tenido su momento. Hemos visto a Edd el penas ejercer de pesimista, a Arya tener su primera relación sexual, a Tyrion ser inteligente y a Jaime ganar puntos para la redención. Incluso hemos visto al lobo huargo Ghost, a quien no veíamos desde hace muchísimo tiempo. Cada personaje ha conseguido su instante de gloria antes de la última despedida y así, gracias a estos momentos en los que se han mostrado como humanos, los lloraremos con más fuerza en las próximas semanas.

Personalmente necesitaba un episodio centrado en los personajes, un episodio que presente reconciliaciones, rencillas resueltas, reuniones que anhelábamos desde hace mucho tiempo. No hemos tenido acción, pero sí grandes conversaciones, miradas e incluso una canción mientras veíamos como los hombres y mujeres se preparan para la terrible muerte que los acecha. Por cierto, el tema musical se titula Jenny of Oldstones y es de Florence and the Machine.

Es un episodio sin batallas, pero no le faltan escenas memorables y momentos únicos. Me ha gustado especialmente la espera frente al fuego que realizan personajes tan dispares como Tormund, Davos, Brienne, Tyrion o Jaime.  No sé cuantos de estos personajes van a morir antes del final de la serie, pero asumo que unos cuantos lo harán y ha sido agradable recordar lo bien que lo hemos pasado con ellos estos años, ha sido muy bonito tenerlos ahí reunidos contando batallitas, reír, beber y sobre todo, nombrar a Sir Brienne caballero.  Fantástica Gwendoline Christie mostrando la ilusión en sus ojos al ver su sueño cumplido, no lo consiguió con Renly pero lo consigue ahora, dándole a la maravillosa Knight of the Seven Kingdoms el final que necesita para su viaje personal. Para mí ha sido la escena del episodio y creo que ha tenido más emoción que muchos combates.

Además de esa sensación de despedida, siento que estamos conteniendo el aliento antes de pegar el grito que daremos en el próximo episodio. Tanta gente haciendo las paces no puede augurar nada bueno, pues incluso en el recibimiento de Jaime ha primado el espíritu de la reconciliación. Recordemos que Jaime intentó matar un dragón la temporada pasada en cuando los Lannister y los dothraki se enfrentaron en batalla. Jaime también mató al padre de Daenerys y tuvo un papel primordial en la destrucción de la familia Stark. Pero todo queda perdonado gracias a la confianza que Sansa deposita en Brienne. También es interesante que Bran no perdone a Jaime, porque ese muchacho ya no es Bran, claro que tampoco este caballero es el mismo Jaime que hacía cualquier cosa por amor. Y si es sorprendente que Sansa perdone a Jaime y le permita luchar junto a ellos, más sorpende aún que haga lo mismo con Theon, un asesino de niños que arrebató Invernalia a los Stark.

Si te preguntabas qué pasaría cuando Lady Lyanna Mormont y Jorah se encontrasen, has visto que no ha pasado nada reseñable, no en este episodio en el que todos hacen las paces. Incluso Tormund y Jaime pelean por la atención de Brienne de forma cordial. Todos se llevan bien, no hay conflictos entre los hombres, el único enemigo es la muerte. Si en algún momento vemos cierto apunte de conflicto es con la declaración sincera de Jon a Daenerys, una información que él debería haber guardado en secreto más tiempo, pero que ha decidido decir a Daenerys justo antes de la batalla. Ya veremos cuáles son las consecuencias de esto.

Por su parte, Arya da un paso más allá en su madurez y se acuesta con Gendry. Pese a que los espectadores seguimos viendo a una niña, no está mal recordar que el personaje es más bien un adulto joven, una adolescente que tiene la misma edad que Daenerys o Sansa cuando tuvieron sus primeras relaciones sexuales. Y pese a su aspecto infantil, la actriz, Maisie Williams, tiene 22 años. Gendry es el único Baratheon y así se lo manifiesta a Arya, a quien le da igual conocer ese dato.

Este episodio ha servido para que sepamos lo que está en juego, para que tengamos más motivos para llorar en los episodios venideros cuando estos personajes fallezcan. En el próximo empezarán a morir. Nos vemos la semana que viene con el rey de la noche llegando a Winterfell.