Crítica: Glass

Crítica: Glass

Pues con una crítica bastante polarizada, llega a nuestras pantallas Glass, la esperada secuela de El protegido y Múltiple que en principio debería poner el punto final a la trilogía que empezó M. Night Shyamalan allá por el año 2000. Ya la pude ver y aquí tenéis mis impresiones sin spoilers sobre ella.

Tras terminar de verla entendí perfectamente porque ha generado semejante disparidad de opiniones la nueva obra de Shyamalan, pues la siguiente pregunta qué voy a poneros me parece capital para entender el recibimiento que ha tenido: ¿Cómo se puede hacer una secuela de dos películas tan diferentes como son El protegido y Múltiple? Obviando la revelación del final de la segunda en las que se confirmaba que ambas ocurrían en el mismo universo, no tienen ningún otro punto en común, pues la primera es una película bastante intimista que pone casi todo su énfasis narrativo en la aceptación de David Dunn de sus cualidades extraordinarias, mientras que la otra se basa en una tensión más propia del género slasher o el thriller.

¿Cómo contentas a los fans de dos películas tan radicalmente opuestas? Pues con mayor o menor acierto Shyamalan lo intenta metiendo un poco de la tensión de su anterior film en otra con el tono de El protegido; sin embargo ese tono termina devorando dicha tensión en pos de darle peso al verdadero centro de Glass, el personaje que le dá nombre a la producción: el propio Don Cristal. No quiero entrar en analizar lo que hace que sea más que acertado que hayan titulado la obra con el nombre de un personaje que casi no entra en juego hasta la mitad de la película porque eso sería meterme en el terreno de los spoiler, pero el villano al que da vida Samuel L. Jackson se convierte en el titiritero perfecto dentro de una historia que resulta ser una introspección tanto de David Dunn cómo de la bestia.

Me parece inteligente que Shyamalan haya decidido tirar más hacia la primera entrega que hacia Múltiple; sin embargo al hacer esto la comparación es inevitable y hay factores que lamentáblemente no aguantan ningún asalto contra la original. Posiblemente el punto donde más se nota, es el ritmo, ya que aunque ambas son lentas y El protegido se tomaba su tiempo para contar lo que quería; estaba mucho mejor llevado y durante todo momento tenías la sensación de que la trama avanzaba; en esta ocasión y sobre todo en la parte del psiquiátrico, se nota que hay varios fragmentos de película que no aportan nada y que están un poco para cumplir la cuota de pantalla de cada protagonista. El otro radica en su reparto, pues quitando de la ecuación al trío principal (haciendo los tres un gran papel), del resto de secundarios únicamente logra salvarse de la quema Anna Taylor-Joy.

Glass no es la obra cumbre que tal vez muchos esperábamos, pero supone un broche de oro perfecto a la historia que arrancó a principios de la década pasada y logra integrar en ella de forma convincente todo lo desarrollado en Múltiple. ¿Le quiero quitar la razón a todos aquellos críticos que la han puesto a caldo en los pases previos? No, pues como he dicho antes entrando en comparaciones se la ven las costuras, pero sinceramente me parece un mal menor teniendo en cuenta todo lo bueno que hace.