Fariña: Droga hecha serie

Fariña: Droga hecha serie

Por regla general, el producto nacional suele ser una de las asignaturas pendientes de la comunidad seriefila, que en muchas ocasiones vemos con mejores ojos propuestas de otros rincones de Europa (por no decir las americanas o británicas) que la producidas en tierras españolas; afortunadamente esta es una tendencia que gracias al trabajo de los últimos años o a plataformas como Netflix o Movistar+ es algo que está empezando a cambiar. Recientemente he terminado Fariña, la adaptación de la novela de Nacho Carretero que realizó Antena 3 y que he podido disfrutar en Netflix durante la última semana. Os aviso que no hay spoilers en el artículo.

Fariña nos cuenta la historia de Sito Miñanco, un joven pescador que a principio de los 80’ se mete dentro del mundo del narcotráfico y su ascensión dentro de él durante esa década; mostrándonos una Galicia controlada por el contrabando, en la cual los capos encargados de las descargas tienen un poder total en la región a espaldas de Madrid. Nada más leer el planteamiento es imposible no tener la comparación con Narcos en mente, pero es que no sólo hay semejanzas en la temática, también las hay en su estilo narrativo. La manera en la Fariña cuenta su historia abarcando grandes periodos de tiempo dando frecuentes saltos temporales pero sin romper el ritmo es muy similar al de la ficción de Netflix.

Si algo destaca en Fariña es eso último: el ritmo; la serie no para en ningún momento durante su hora de duración rara es la escena que no aporta algo y te tiene enganchado a la pantalla; en más de una ocasión se ha terminado el episodio sin que me diera cuenta del paso del tiempo y esto es algo que en los últimos años pocas series han conseguido (más teniendo en cuenta que algunos capítulos pasan los 60 minutos de duración). Fariña sabe en todo momento que quiere contar y cómo lo quiere hacer, sin ningún tipo de relleno.

Otro apartado a destacar es el técnico, la serie en cuestión de realización es una barbaridad más propia de una plataforma de cable que de una cadena en abierto como es Antena 3. Parece una tontería, pero a nivel de fotografía, sonido, localización, etc. se nota que han puesto dinero detrás de la producción. Quién espere una versión simplona y cutre de Narcos se va a llevar una gran decepción, pues además de ser visualmente sobresaliente se permite la licencia de ser muy cruda.

El reparto también me parece otro apartado más que competente, prácticamente casi todos los papeles relevantes están bien cubiertos, al menos en el lado de los criminales; lamentablemente esto no es así dentro del bando de las fuerzas del orden, obviando personaje de Darío Castro el resto de agentes pasa sin pena ni gloria por la ficción.

Fariña ha sido una gran descubrimiento y una muestra más de como plataformas online como Netflix pueden ayudar a dar difusión a grandes obras televisivas dentro del panorama nacional y quienes hemos renegado de la oferta de series que solemos tener en la programación si que tenemos producciones hechas a medida para nosotros. Un serie que se une a una lista creciente de obras que demuestra que en España hay más que sitcoms de episodios de hora y media, que debemos tener esperanza porque últimamente se están haciendo las cosas muy bien.