Review The 100: Exit Wounds

Review The 100: Exit Wounds

Otro episodio fascinante de The 100. La temporada está manteniendo un nivel asombroso, de manera que el episodio de esta semana, que quizás sea calificable como notable alto pero no sobresaliente, no destaca entre sus predecesores pese a ser buenísimo.  El episodio reparte la acción entre Shallow Valley, la cueva de Emori y Murphy y, fundamentalmente, los restos de Polis. Todas las tramas son interesantes en sí y además conducen a un destino aún más intrigante.

Diyoza es mejor que Octavia, es mejor estratega y mejor líder. Mientras que Octavia asesina a los desertores, su némesis quiere acumular gente nueva para que labren la tierra, construyan casas y participen en el resurgir de una nueva sociedad. Quiere gente, obtiene gente y de paso desestabliza al enemigo. No sé cuánto de plan es obra de Kane, pero tendría sentido que Kane participe de la idea de Charmaine, que es mucho más entusiasta con el nuevo mundo que las creencias sangrientas de la tirana subterránea. Me gusta Octavia y no me posiciono del lado de su enemiga, pero adoro como la serie nos lleva a plantearnos que quizás en estos seis años nuestros personajes han cambiado y han dejado de ser nuestros. Me gusta que nos haga plantearnos que quizás los villanos son más inteligentes o tienen más razones para actuar como lo hacen que los protagonistas.

Charmaine anima a los miembros de Wonkru a desertar, lo que da una salida a Echo y Bellamy, porque Octavia no perdona a Echo. Han pasado seis años, el mundo ha cambiado bajo la tierra, sobre la tierra y en el cielo, pero Octavia destierra a la mujer de su hermano. El terrible acto de Octavia nos lleva a la genial idea del infiltrado, que seguro que nos proporcionará grandes momentos. Ha sido muy emocionante ver el cara a cara de las dos enemigas, que estaban de acuerdo en asuntos tácticos y desacuerdo en entregar a los traidores. Ha sido precioso comprender mejor la historia de amor entre Echo y Bellamy y ha sido genial ver a Cooper cargarse a los desertores. Casi tan genial como la idea de esconder el pendrive dentro de la herida…

Clarke está a punto de marcharse con los desertores, pero la pequeña Madi lo impide. La niña comente un error al juzgar oportuno compartir con Octavia la verdad sobre la Nightblood. Este error implica dos cosas: la primera es que Madi toma el rol de «típica niña mete patas» que tanto se usa en la ficción como catalizador de otras tramas. Y la segunda cosa es que tal como ya intuimos en reviews anteriores, estamos a punto de ver nacer una guerra fratricida entre nuestros personajes. Madi es el detonador para dividir al bando de los nuestros. Aunque posiblemente estén bastante divididos tras seis años en el espacio, en el valle o en el búnker.

Podríamos pensar que tras seis años siendo Wonkru los grounders han dejado atrás todas esas pantomimas de la sangre negra y demás supersticiones, pero debemos tener en cuenta que han sido seis años horribles. Seis años de hambre, privaciones, violencia y continuo descontento hacer temblar cualquier comunidad. Además del año negro que han mencionado, pero no explicado, en varias ocasiones.

Octavia es una tirana y el pueblo está tan harto de ella que incluso se plantean desertar sabiendo que eso les costará la muerte. Octavia ha fundado su reino en la sangre y Madi tiene una sangre especial, una sangre que para los grounders es sinónimo de esperanza. Si Gaia mantiene su fe, pese a ser beneficiaria de la simpatía de Octavia, está claro que muchos en el pueblo llano también pensarán igual. No hay forma de que Octavia esté contenta con este descubrimiento. Clarke lo sabe, los espectadores lo sabemos, es la metepatas de Madi la única que no se entera.

Clarke ama a Madi, la quiere como a una hija. Madi tiene el poder de destronar a Octavia. Y, obviamente, Clarke no va a permitirlo. Posiblemente Bellamy se posicionará contra su hermana, porque ama a Echo y a su modo, también a Clarke, a quien debe la vida. Y porque tal como dice en este mismo episodio sobre Bloodreina «That is not my sister.«

Por  lo demás, Murphy retoma su amistad/relación romántica con Emori y han compartido algunos momentos más o menos interesantes en su subtrama, con la magnífica conclusión de ver al psicópata McCreary terminar como rehén de la pareja. La idea no sólo puede darnos buenos momentos al ver interactuar a estos personajes, también es interesante como cambia la dinámica de poder en el grupo de Charmaine ahora que no tiene a su consejero más violento junto a ella.

Quizás no haya sido un episodio sensacional si lo comparemos con el resto de la temporada, pero esto es debido a que la temporada está manteniendo un nivel asombroso. Si analizamos este episodio de forma separada o lo imaginamos en el contexto de una temporada «normal» nos hubiera parecido extraordinario, está lleno de ritmo, hay cambios de lealtades y el status quo varía para mostrarnos potenciales problemas muy amenazantes. Las cosas están muy bien en la quinta de The 100 y estoy expectante por ver como resuelven todas estos conflictos.