Stranger Things 2: La serie se hace mayor

Stranger Things 2: La serie se hace mayor

Obviando la intratable Game of Thrones, si hubo una serie que gozó de una popularidad casi exagerada y arrasó en internet el pasado 2016, esa fue Stranger Things. La idea de una segunda temporada cuando se anunció dividió al mundo en dos bandos: los que la deseaban y quienes en cambio no estaban muy convencidos de que una continuación funcionara bien. Da igual en qué bando estuvieras hace un año, porque su segunda temporada ha llegado con un hype enorme debajo del brazo y tras haberla terminado, éstas son mis impresiones.

La serie no se ha limitado a continuar la historia en sí, más que nada porque a pesar del cliffhanger no había mucho con lo que continuarla, lo que han hecho ha sido coger las piezas que nos mostraron en la primera temporada y hacer una historia mucho más grande. Para que se entienda mejor, se podría decir que esta temporada es a la primera lo mismo que Aliens a Alien: el octavo pasajero. Pasamos de la búsqueda de un niño que ha sido secuestrado por un monstruo a tener una amenaza que podría destruir Hawkins entera.

No sólo la historia es lo único en lo que Stranger Things ha crecido, técnicamente supera bastante a su predecesora (que ya de por sí estaba muy bien hecha) y desde el primer minuto se puede notar que Netflix ha entendido que esta puede ser su gran serie que le haga ganar subscriptores durante los próximos años, por encima de su matrimonio con Marvel Studios, el cual tras el anuncio de Disney de sacar su propia plataforma online, podría tener un futuro muy incierto. Gran sonido, inmejorables efectos y sobre todo la capacidad de ser angustiante y meterte de lleno en las escenas de tensión; algunos momentos parecen sacados de una buena película de terror y al ser un fan de dicho género las he disfrutado muchísimo.

Argumentalmente me parece que está bien llevada y el in crescendo de la trama está mucho mejor logrado, siendo ésta una temporada que para mi está mejor estructurada que la anterior, que pecaba de empezar y terminar fuerte pero desinflarse un poco en su parte central. Sin embargo hay un par de puntos negativos en este apartado. Para empezar es que, aunque necesarios, sus primeros capítulos dan la sensación de ser exageradamente lentos y no es hasta el cuarto en que realmente da la sensación de haber empezado la temporada. El segundo es ese anticlimático séptimo episodio, que aunque me haya gustado, debo decir que no era el momento adecuado.

La evolución de los personajes respecto de un año para otro me ha parecido más que correcta, además de que las nuevas incorporaciones cumplen con creces. Tanto Bob, como Max y su hermano entran perfectamente en la serie y de forma muy natural, ninguno de ellos da la sensación de haber sido metido a la fuerza en un grupo de personajes que ya era muy compacto en su primera entrega. Por contra, debo decir que quien más me ha decepcionado ha sido Eleven y posiblemente sea debido a que su trama en muchos momentos roza el relleno, la gran mayoría de sus escenas dan la sensación que se han metido simplemente para contentar a los fans teniendo durante unos minutos al personaje favorito de muchos en pantalla.

Stranger Things da un paso más a la hora de convertirse, quién sabe si con el paso de las temporadas, en la sucesora de Game of Thrones como la serie mediática por excelencia, siendo capaz de mezclar al igual que la ficción de la HBO una gran calidad con una enorme popularidad. Sigue sin ser perfecta y con algunos fallos por pulir que he comentado antes, pero esta segunda temporada como experiencia gana a la primera y se mantiene como una de las series más adictivas del panorama televisivo actual. Si siguen por este camino, yo ya no tengo miedo a que continúen la serie durante más años.