Una serie de catastróficas desdichas: el show de Neil Patrick Harris

Una serie de catastróficas desdichas: el show de Neil Patrick Harris

Hace una semana se estrenó en Netflix la esperada nueva adaptación de “Una serie de catastróficas desdichas de Lemony Snicket”, con Neil Patrick Harris interpretando al Conde Olaf. Ya hemos podido ver su primera temporada y esta son nuestras impresiones (Sin spoilers).

La historia trata sobre tres huérfanos, herederos de una gran fortuna, que tras la muerte de sus padres se ven obligados a vivir con el Conde Olaf, un hombre cruel cuya única intención es hacerse con la herencia de los niños. La historia mantiene el tono gris y desalentador de la obra original con la narración de Lemony Snicket (no, el actor que da vida al personaje no es Jon Hamm, ya lo he mirado yo en IMDB), y el apoyo que tiene visualmente es una maravilla que no esperaba en esta ficción aunque sea de Netflix.

Esta temporada adapta las primeras cuatro novelas del universo de Daniel Handler, abarcando cada una de ellas 2 capítulos. Es aquí donde el veo el mayor punto flaco de la serie, pues es de esperar que los arcos argumentales sean repetitivos al igual que los libros en los que se basa (seguramente la mayoría de nosotros nos traguemos series procedimentales mucho más monótonas); sin embargo, el formato de arcos en pares de episodios la hacen bastante lenta y pesada. A lo mejor un formato de capítulo largo por novela habrá sido mejor que 2 de cerca de 50 minutos por libro, al final da la sensación de ser un bucle de casi 2 horas que se repite durante toda la temporada.

Afortunadamente lo anterior es el único defecto que le veo a esta primera temporada de “Una serie de catastróficas desdichas”, pese a la repetición en la estructura de las tramas éstas siempre terminan siendo bastante entretenidas y el poder disfrutar de un Neil Patrick Harris que roza la perfección en un papel que nació para interpretar consiguen que te olvides de sus puntos flacos.

Como he comentado antes, estéticamente la serie es una auténtica gozada. Tanto sus partes más grises (las que predominan) como en las más luminosas, “Una serie de catastróficas desdichas” cumple a un nivel al que muy pocas cadenas podrían llegar, sin tener nada que envidiar a la película de 2004.

Posiblemente podría haber sido mejor con otra estructura, pero teniendo en cuenta actores, realización, historia y prácticamente todo lo demás, no se puede negar que la plataforma online ha vuelto a sacar un producto más que notable. Una de las series imprescindibles de este comienzo de año.